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El fundador de Tencent, un ingeniero que teje las redes entre los chinos

El grupo que dirige está compitiendo con las grandes tecnológicas mundiales Conoció a su esposa a través del chat de su propia compañía; colecciona arte

Ma Huateng, fundador y CEO de Tencent.
Ma Huateng, fundador y CEO de Tencent.Hogue
Carlos Gómez Abajo

El fundador de Tencent, Ma Huateng (29 de octubre de 1971, Shantou, China) conoció a su mujer a través de un chat de su empresa. No puede haber autopromoción mejor para el grupo tecnológico, que rivaliza ya con Facebook en capitalización de mercado, y que posee el 12% de Snap, la matriz de Snapchat, y una participación minoritaria en Tesla Motors. Además, su unidad de música está en negociaciones con Spotify para intercambiar acciones.

Cuando era pequeño, Ma soñaba con convertirse en astrónomo (este verano ha invertido en startups que pretenden explorar la Luna y los asteroides en busca de recursos naturales). ‘Pony’ Ma, como conocen al magnate chino (Huateng significa caballo), es presidente y consejero delegado de la empresa más valiosa de Asia, una de las mayores corporaciones de inversión y compañías de internet y la mayor compañía de juegos y entretenimiento del mundo.

La compañía controla el servicio de mensajería instantánea móvil más grande de China, Weixin/Wechat, y sus filiales abarcan medios de comunicación, sistemas de pago, teléfonos inteligentes, servicios de internet, y servicios de publicidad online, tanto en China como a nivel mundial.

El padre de Ma era administrador portuario. Él se graduó como ingeniero informático, y empezó a trabajar en empresas de telecomunicaciones, hasta que en 1998, junto a otros cuatro compañeros de clase, cofundó Tencent, tras ganar dinero jugando en Bolsa. Al principio, Ma asumió varios puestos de la nueva empresa, desde conserje hasta diseñador web. Como es habitual en China, se inspiró en las tecnologías de Europa y EE UU y las adaptó al mercado local. Él defiende que, como decía Isaac Newton, todos los avances científicos y tecnológicos van “a hombros de gigantes”, en referencia a que todos se basan en descubrimientos anteriores.

La plataforma de chat ICQ le sirvió de inspiración para crear OICQ (Open ICQ), un sistema gratuito que consiguió un rápido éxito en el país. Sin embargo, AOL compró ICQ y demandó a Tencent en Estados Unidos porque consideraba que los dominios QIQC.com y QICQ.net violaban sus derechos de propiedad intelectual. La compañía de Ma perdió y tuvo que cerrarlas, y acabó denominando su red como QQ.

La empresa atravesó dificultades económicas, pero la financiación de la firma estadounidense IDC, entre otros, le dio tiempo para buscar cómo rentabilizar su aplicación. Lo consiguió con el auge de los móviles, creando un sistema de mensajes de pago cuyos beneficios compartía con las operadoras de telefonía.

Luego entró en el mercado de videojuegos, y en 2004 sacó a Bolsa la compañía. Siguió diversificando el negocio (“el número de usuarios de telefonía no podrá seguir creciendo tan rápido”) el ecommerce (Paipai), y su plataforma más popular, Weixin, que tiene más de 960 millones de usuarios.

A diferencia de Jack Ma, el CEO de Alibaba, Ma tiene un perfil más discreto. En los últimos años ha hecho esfuerzos por abrirse: en una fiesta de Navidad de la compañía hizo trucos de magia y cantó Silent Night y Jingle Bells en inglés.

Hace unos años aseguraba no tener aficiones, aparte de jugar de vez en cuando al CrossFire, un videojuego de disparos surcoreano lanzado en China por Tencent. “Lo importante es no fijarse en el nivel de juego”, decía a Bloomberg. “Disparar a cosas online es una forma de bajar el estrés”.

Sin embargo, se le conoce una afición más: colecciona arte chino. Es dueño de obras valoradas en 130 millones de euros. En una entrevista conel portal TechCrunch en 2011, afirmó que combinar arte y tecnología debería ser la máxima aspiración de todo el mundo, en la línea de la visión de su admirado Steve Jobs. “La riqueza no da satisfacción, es crear un buen producto lo que más importa”. En cualquier caso, su fortuna asciende a 36.000 millones de euros, según Forbes: es el segundo más rico de China, tras el empresario inmobiliario Hui Ka Yan y por delante de Jack Ma, y el 31º del mundo.

Su riqueza se basa en el 9% que posee en Tencent, por lo que varía con la cotización de esta, que se ha más que duplicado en lo que va de año. La semana pasada su fortuna alcanzó los 40.700 millones de euros, lo que le colocó como la novena persona más rica del mundo (era la primera vez que un chino entraba en el top 10).

Tiene un palacio residencial remodelado en Hong Kong, de 1.800 metros cuadrados. La esposa de Ma, Wang Danting –a quien conoció en personas a los tres meses de chatear–, toca el erhu, un instrumento musical tradicional chino. Juntos tienen una hija y un hijo.

Aunque podría considerársele el Zuckerberg chino, a Huateng se le compara más con Warren Buffett, por su estrategia inversora en otras empresas. ¿Hasta dónde llegará el hombre que maneja las redes de los chinos?

Cercano al Gobierno

Ma Huateng pertenece al Partido Comunista, y sus plataformas censuran conversaciones relacionadas con protestas políticas por encima de la media de las tecnológicas chinas, según un estudio de la Universidad de Toronto (Canadá).

Se ha mostrado partidario de la política de seguridad de la información de Pekín, y ha criticado a la gente que habla “de forma irresponsable”.

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Sobre la firma

Carlos Gómez Abajo
Licenciado en Físicas, máster en Periodismo UAM-El País y posgrado en Información Económica. Es redactor de Opinión de Cinco Días, y también ha escrito en Mercados y en la sección de ocio/lujo. Ha trabajado en el portal de noticias científicas Tendencias 21 y ha hecho traducciones, la mayoría de tipo económico.

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