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La increíble Kuala Lumpur: Un viaje en el tiempo, del pasado al más rutilante futuro

Tradición y modernidad se funden en una urbe gigante llena de contrastes Cosmopolita, extravagante e insólita, exhibetantos atractivos que no deja indiferente a nadie

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Trepidante, llena de contrastes, opulenta y mísera, fascinante y con un skyline de vértigo, Kuala Lumpur, la capital de Malasia, es agresiva con el peatón, por su falta de aceras y su tráfico infernal. Lo más seguro es que llegue a ella por casualidad, en tránsito hacia su destino final en el sudeste asiático, pero esta ciudad de paso quiere dejar de serlo e invita al viajero a quedarse.

Su modernísimo y gran aeropuerto internacional es un imponente centro de conexiones para viajar por toda Asia y eso supone una gran ventaja para quedarse, al menos, un par de días en la ciudad. La escala aérea suele ser el primer contacto con esta megaurbe con atractivos más que suficientes para ser un destino por méritos propios.

En poco más de un siglo, la capital malaya ha pasado de ser un mero suburbio que apenas unos cuantos sabían situar en el mapa a una de las ciudades más dinámicas y modernas de Asia. El boom económico de los noventa de los dragones asiáticos le dio el espaldarazo definitivo para convertirse en lo que hoy es. 

Adentrarse en sus calles es una aventura y no solo porque apenas hay aceras y el tráfico pesado e incesante a todas horas es un ejercicio de paciencia, sino porque de un extremo a otro de la ciudad creerá saltar de China a la India o algún país árabe; creerá haber viajado en el tiempo hasta una antigua colonia británica o hacia el futuro, a una ciudad de acero y cristal, con scalextrics y monorraíles aéreos por donde circulan trenes vertiginosos esquivando los rascacielos.

Eso es Kuala Lumpur, un poquito de aquí y de allá, sin perder sus raíces; multicultural, mestiza, donde la modernidad y la tradición se funden, donde no le dará tiempo a aburrirse aunque solo sea observando la excitante vida en sus calles de día o de noche, yendo de compras o animándose a probar su amplia oferta gastronómica en los puestos callejeros o en restaurantes de postín. Como en todo este tipo de ciudades, el desarrollo vertiginoso y un tanto caótico ha creado desigualdades y enormes bolsas de pobreza en barrios donde los turistas llegan por casualidad o por error.

Los típicos Durian, un fruto muy consumido por los malayos famoso por su olor pestilente.
Los típicos Durian, un fruto muy consumido por los malayos famoso por su olor pestilente.Getty

La capital malaya está llena de extravagancias. Miles de lucecitas titilantes la iluminan cual árbol de Navidad gigante, independientemente de la época del año en que la visite; podrá encontrar un parque de atracciones o un enorme acuario en un gran centro de convenciones.

Kuala Lumpur es además una ciudad de alturas, basta fijarse en su skyline, donde sobresalen las Torres Petronas, icono no solo de la capital sino del país, situadas en el Kuala Lumpur City Center (KLCC), el nuevo centro neurálgico. En la carrera por el récord mundial, las gemelas fueron el edificio más alto del planeta, no exento de polémica, gracias al añadido de las dos cúpulas, en forma de pináculos de 73,5 m de alto que coronan cada una de las torres y que recuerdan los tradicionales minaretes árabes.

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Las Petronas, una carrera entre gemelas de altura

Las Torres Petronas son el emblema de Kuala Lumpur y el símbolo de la modernidad de Malasia. Situadas en el llamado triángulo de oro, el corazón financiero y comercial, son el orgullo y el principal atractivo turístico de la capital malaya. Las Petronas, como se las conoce popularmente, son de esos rascacielos de autor, en este caso firmados por el argentino César Pelli, que por muchas fotografías que haya visto le dejarán impactado.

Son también de los pocos edificios que ameritan una visita de día y otra de noche –aunque solo sea para la foto– porque su trabajada iluminación hace que su imagen cambie drásticamente. Con los neones encendidos parece un edificio mucho más futurista. Las dos torres gemelas, las más altas del mundo, con 452 m de altura –y otros 120 de profundidad en la tierra para consolidar sus cimientos–, tienen 88 plantas cada una y están unidas por un fantástico puente colgante a 170 m del suelo, entre los pisos 41 y 42.

Es el skybridge, una espectacular pasarela transparente que, aunque no ofrece las mejores vistas de la ciudad, atravesarla le provocará un nudo en el estómago. Es una atracción muy popular y concurrida, por lo que lo mejor es comprar las entradas online (18 euros), para evitar las colas de taquilla. Con el horario elegido le asignarán un grupo y guía para todo el recorrido –45 minutos y solo le permitirán llevar cámara–. Primero subirá hasta el skybridge en un ascensor vertiginoso y tras la visita otro elevador le llevará hasta el piso 86, con vistas 360º.

Este elemento y la base del edificio en forma de estrella de ocho puntas son un guiño a su herencia islámica; la religión musulmana es mayoritaria en el país.

El edificio de las Petronas –hormigón, acero y cristal– es en sí mismo una ciudad que en su interior alberga un imponente centro comercial de seis plantas, el Suria KLCC. Todo lo que necesite lo encontrará allí o en cualquiera de los abundantes malls de la ciudad. Comprar sin parar es uno de los pasatiempos favoritos de los malayos.

Un parque de 20 hectáreas, bellos rascacielos corporativos, centros multimarca y de lujo, apartamentos exclusivos, cadenas de hoteles internacionales y una mezquita componen la imagen más moderna de la ciudad y exhiben su poderío económico.

Muy cerca de esta zona, conocida como el triángulo de oro, está Bukit Bingtang. Allí se concentran las tiendas, bares y restaurantes más de moda de Kuala Lumpur. Su calle principal, Jalan Bukit Bingtang, es la más cosmopolita de la capital.

En el distrito colonial, también en el centro y alrededor de la gran plaza Merdeka o de la Independencia, se conservan algunas de las construcciones históricas, como el edificio del Sultán Abdul Samad, de estilo mogol, donde destaca la torre del reloj de 41 metros de altura y sus cúpulas de color bronce. Allí se izó la primera bandera malaya tras la independencia británica en 1957. E imperturbable al paso del tiempo, el legendario Royal Selangor Club, el club más exclusivo de la época colonial solo para blancos.

Sin dejar el centro, el barrio chino o Chinatown es una visita obligada. Bullicioso y con un encanto singular, se transforma de día y de noche. En su coloridas calles podrá encontrar todo tipo de puestos callejeros y mercancías, donde no faltan las imitaciones de productos de lujo de grandes marcas. El regateo es imprescindible y todo un arte. Su calle principal, Jalan Petaling se transforma por la noche en un hervidero de gente donde se mezclan turistas y locales. En la zona se encuentran algunos de los templos budistas e hindúes, como el de Sri Maha Mariamman, con su fachada principal repleta de deidades. Para acceder a su interior hay que descalzarse.

Templo budista de Thean Hou
Templo budista de Thean HouGetty

Al norte de la plaza de Merdeka y cerca del barrio chino, aunque menos espectacular que este, se ubica Little India. El olor a especias y su característicos bazares lo hacen inconfundible, pero si tiene alguna duda, los grandes éxitos de Bollywood sonando a todo trapo las disiparán. Después de un rato de ritmos machacones querrá salir huyendo.

Kuala Lumpur es una capital verde que alberga tres reservas forestales dentro de su casco urbano. Una de ellas es el Bukit Nanas, en pleno centro, considerado uno de los bosques vírgenes más antiguos del mundo en el interior de una ciudad. En ella habitan musarañas, aves, monos y ardillas.

Guía del viajero

 

Cómo ir

 

Varias aerolíneas vuelan desde Madrid a Kuala Lumpur, entre ellas, Cathay Pacífic –con escala en Hong Kong– desde 514 euros en Economy y 18 horas de vuelo, incluido el tránsito, y Emirates –con parada en Dubái– y 606 euros también en clase turista y unas 17 horas de vuelo.

 

Dónde dormir

 

La capital malaya tiene una amplía y variada oferta hotelera. Las principales cadenas internacionales y hoteles de lujo se concentran en la zona de Kuala Lumpur City Center. El barrio chino reúne los hospedajes para mochileros y bajo presupuesto. 

 

Dónde comer

 

El área de Bukit Bingtang acapara los restaurantes de moda, pero en toda la ciudad puede encontrar una gran oferta gastronómica, incluso dentro de los enormes centros comerciales. No dude en probar algunas de las especialidades autóctonas que ofrecen los puestos callejeros.

 

Cómo moverse

 

Es una ciudad bastante segura, pero no resulta cómoda para recorrerla a pie, debido a las carreteras y autopistas que la cruzan y a la escasez de aceras. El calor y la humedad reinante tampoco ayudan. Lo mejor es utilizar el metro, LRT Monorail, rápido y barato, que le trasladará a los principales puntos turísticos. Otra opción son los taxis, resultan baratos, pero en Kuala Lumpur el tráfico es insufrible y perderá mucho tiempo. Además muchos taxistas se niegan a utilizar el taxímetro y tendrá que negociar la carrera.

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