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Viaje con sabor del Penedès al Priorat

La regióncuenta con 12 denominaciones de origen y másde 300 bodegas visitables, repartidas por sus cuatro provincias

Catedral del vinode Adernats y uvas preparadas para el prensado de la DOCosters del Segre.
Catedral del vinode Adernats y uvas preparadas para el prensado de la DOCosters del Segre.

Desde el pirineo hasta los puertos de Tortosa y Beseit, en Cataluña el forraje de la viña se extiende allá donde se mire. Su importante y variada producción ha colocado a la región en vanguardia europea como destino enoturístico. Más de 300 elaboradores se reparten por las 12 denominaciones de origen y abren las puertas de sus bodegas para probar sus diferentes caldos.

La gastronomía, las tradiciones payesas, el arte y la arquitectura modernista y las actividades en este medio natural cambiante son los mejores aliados para seducir a cualquier tipo de público.

Nuestra ruta comienza en el Penedès, entre Barcelona y Tarragona, la zona de mayor producción y complejidad de la región. Junto a la localidad de Subirats, hacemos una parada en la bodega Albet i Noya para probar sus famosos vinos ecológicos y conocer la labor de recuperación de las variedades de uva extinguidas con la filoxera en la finca Can Vendrell.

Nos acercamos ahora a la capital del vino, Vilafranca del Penedès. La visita del museo dedicado a los caldos –Vineseum es su nombre– es tan ineludible como la de su núcleo medieval, en el que destaca la basílica de Santa María.

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Entre los viñedos que rodean la villa aparece la pequeña bodega Mastinell, con su exclusivo hotel gastronómico en forma de botella. Su enólogo Alan Yavel presume de sus exquisitos caldos blancos, tintos, jóvenes y, sobre todo, de sus cavas de largo envejecimiento (ocho años). Todos de cultivo ecológico.

Las catedrales del vino

Tras una apacible noche entre cepas en el Mastinell, nos dirigimos a los dominios de la DO Tarragona. Cerca del pintoresco pueblo de Nulles, de apenas 500 habitantes, se levanta, en medio de la campiña, la llamada catedral del vino de la cooperativa Adernats, que cuenta con 90 socios y más de un siglo de historia.

El nombre de esta impresionante bodega modernista de piedra calcárea y ladrillo rojo –ideada en 1917 por Cèsar Martinell, discípulo de Gaudí– se debe al escritor Àngel Guimerà, quien bautizó de esta forma también otros seis lugares similares en Cataluña. Después de haber contemplado esta obra monumental, nos dirigimos al tros (una finca, en catalán de Tarragona) cercano para degustar los excelentes blancos y cavas de Adernats como auténticos payeses.

Nos detenemos luego en Montblanc, uno de los principales feudos catalanes de la Edad Media. Recorremos las callejuelas de piedra rosada de este pueblo fortificado para contemplar la iglesia inacabada de Santa María, del siglo XIV, y hacer el camino de ronda por las murallas de la misma época que cercan la ciudadela. Enseguida nos metemos de lleno en la Conca de Barberà, donde el monasterio de Santa María del Poblet representa el corazón de la ruta del Císter, con su variedad de uva autóctona, el trepat.

A casi mil metros de altitud, entre las sierras de Prades, la Llena y el Montsant, en Vilanova de Prades, exploramos las áridas laderas de pizarra de la bodega Vega Aixalà en vehículos 4x4. A partir de diciembre la visita se puede complementar con la búsqueda de trufas y su maridaje con los aromáticos vinos de Vega Aixalà (25 euros).

Hacia las viñas del Priorat

Desde Falset, seguimos la estrecha carretera que bordea el Parque Natural del Montsant para adentrarnos en la comarca del Priorat. Sus orígenes los encontramos en la cartuja de Escaladei en 1163, un monasterio perdido en medio de la serranía.

Las viñas de este territorio agreste, casi incomunicado, se retomaron en los años ochenta y noventa del siglo pasado para elaborar algunos de los vinos tintos de mayor excelencia, que cuentan con la Denominación de Origen Calificada Priorat. La comarca abarca a su vez la Denominación de Origen Montsant, la más joven de Cataluña.

En la Morera de Montsant, encontramos la bodega Joan Ametller, la primera del Priorat, cuyos viñedos cubren las laderas arcillosas del valle. Destaca por sus excelentes blancos elaborados con la variedad de uva garnacha.

Después de atravesar las Garrigas, y siguiendo la cuenca del río Segre, terminamos nuestro periplo vinícola en las Tierras de Lleida, donde reina la Denominación de Origen Costers del Segre hasta el pirineo. Es esta la zona de las uvas macabeo, parellada y chardonnay en los blancos, y cabernet sauvignon, merlot, tempranillo, garnacha y trepat en los tintos.

Vistas de Vilafranca del Penedès desde el Hotel Mastinell.
Vistas de Vilafranca del Penedès desde el Hotel Mastinell.

Guía del viaje

Bodegas modernistas. En la Denominación de OrigenConca de Barberà, a principios del siglo XX, los arquitectos Pere Domènech y Cèsar Martinell crearon unas bodegas, llamadas catedrales del vino, para algunas cooperativas vinícolas de la región. Hoy se pueden visitar seis de estos monumentos que fusionan la arquitectura gótica con la modernidad y la funcionalidad que requiere una bodega.

Dónde comer. En el restaurante El Molí del Mallol, en Montblanc. Una suculenta elección para descubrir la gastronomía de la comarca, con caracoles, longaniza, butifarra blanca y carquinyolis de postre. Precio: 15 euros.

Dónde dormir. Junto a Vilafranca del Penedès, la bodega y hotel gastronómico Mastinell tiene elegantes habitaciones con vistas a los viñedos. En 2014 recibió el premio al mejor establecimiento turístico por Acevin y Turespaña. Precio: desde 200 euros la noche. La Finca Prats (desde 215 euros), en Lleida, es un lujoso cinco estrellas con un amplio spa y campo de golf. El restaurante Blanc ofrece una extensa carta y menús degustación (de 60 a 110 euros).

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