El alquiler se recupera como inversión, pero no está exento de riesgos
Su rentabilidad triplica la del bono a diez años, pero ofrece la quinta parte que la Bolsa
La política de tipos de interés a ras de suelo del Banco Central Europeo (BCE) ha abaratado la financiación en Europa, estrechado los márgenes de la banca y modificado, entre otros muchos ámbitos, las decisiones de ahorro e inversión de empresas, instituciones y familias. En ese escenario se está consolidando la recuperación económica y estamos viendo resurgir sectores que sufrieron de forma brutal los rigores de la crisis. Es el caso del mercado inmobiliario y del repunte de actividades como el arrendamiento de viviendas, especialmente en grandes ciudades como Madrid y Barcelona, donde el porcentaje de familias que viven de alquiler llega ya al 30%, la media europea. En ambas urbes, una de cada cinco transacciones tiene como objetivo adquirir una vivienda para alquilar. Una decisión de inversión que se explica porque en este momento la rentabilidad media que puede ofrecer un alquiler está ya en torno al 4,5%, tres veces más de la que ofrece un bono del Estado a diez años.
Pese a todo, el análisis en términos de rentabilidad del alquiler no resiste todas las comparaciones ni tampoco puede decirse que se trate de una inversión sin riesgo o dificultades. En el caso de la comparación con la Bolsa, el retorno medio en el Ibex 35 es hasta cinco veces mayor, aunque se trate de un indicador sujeto, en general, a una mayor volatilidad. A ello hay que sumar el nada desdeñable capital que sigue requiriendo adquirir una vivienda o acondicionar una en propiedad con el fin de arrendarla después, así como la necesidad de afrontar los inconvenientes de una legislación que ha mejorado considerablemente, pero que sigue siendo más garantista respecto al inquilino que al propietario.
Desterrar viejos mitos, como aquel que insistía en que la vivienda nunca baja de precio, es otra buena consideración a tener en cuenta en un momento en el que la vigorosa recuperación del sector del ladrillo puede volver a generar una falsa sensación de seguridad. Al final, tanto en este tipo de inversión como en cualquier otra, la clave está en conjugar rentabilidad y riesgo y en invertir con asesoramiento y prudencia.