Los gigantes de la restauración también detectan oportunidades en España
La multinacionales detectan en el consumidor más alegría en el gasto y disposición a la novedad
Es creciente el cúmulo de señales que confirman la recuperación de la economía española, tanto las que llegan del campo macroeconómico como las que se observan en el día a día de las empresas y sus resultados. Los servicios de estudios, públicos y privados, y los organismos internacionales vienen mejorando a cada nueva presentación sus estimaciones sobre la evolución de la economía, dejando casi todos, eso sí, la muletilla de la incertidumbre proveniente del proceso soberanista en Cataluña. A pesar de ello, y descontando incógnitas relevantes centradas en esa comunidad autónoma, como las dudas sobre la continuidad del exitoso Mobile World Congress o el indeseable descuelgue en la carrera por la Agencia Europea del Medicamento –ambos en Barcelona–, lo cierto es que se acumulan las iniciativas inversoras dirigidas hacia España. Una de las últimas pruebas ha llegado de la mano del sector inmobiliario, que acumulaba a septiembre datos para afirmar que nos encaminamos a un año de inversión récord.
Para hacer válido este esperanzador horizonte es necesario, sin embargo, que se confirme en términos de solidez y continuidad. Por esa razón cobran más importancia los proyectos que las grandes grandes cadenas internacionales de restauración organizada vienen anunciando para España. No menos de una docena de grupos han adelantado en los últimos tiempos planes para instalarse en el mercado español.
Sin duda, los reiterados récords del turismo o las numerosas aperturas y ampliaciones de centros comerciales tienen que ver con esos planes. Tanto como que el amplio espectro en el gusto de los consumidores españoles, abiertos a nuevos sabores y experiencias mucho más que el resto de los europeos, convierte a España en puerta de entrada del negocio de las cadenas al resto de Europa. Pero las multinacionales explican que también influye de manera notable la mayor alegría del consumo derivada de la mejora económica y la bajada del paro. En otros términos, que los ciudadanos salen más y gastan con más alegría. Ese indicador de confianza a pie de calle es clave para una recuperación consistente.