La UE da un mínimo respiro a May para evitar que sucumba al estancamiento del 'brexit'
España apoya que se alive la presión sobre la primera ministra btitánica El relevo en Downing Street acrecentaria el riesgo de una ruptura sin acuerdo
La primera ministra británica, Theresa May, ha implorado este jueves al Consejo Europeo un mínimo gesto que permita desatascar las negociaciones del brexit (salida del Reino Unido de la UE) y le dé argumentos para defenderse de las críticas que amenazan en Londres su posición.
A falta de las conclusiones definitivas, que se darán a conocer este viernes, May parece a punto de conseguir un breve respiro que le ayude a capear el temporal dentro de su Gobierno y de su partido.
Varias delegaciones, entre ellas la española, se mostraron durante la primera jornada del Consejo a favor de reconocer, como pide May, los avances registrados en la última semana.
El borrador de las conclusiones ya apunta que se han registrado “avances” y pide utilizarlos “como base” para consolidar “una posición convergente” en el mes de diciembre.
Fuentes diplomáticas advierten, sin embargo, que la posición a favor de aliviar la presión sobre May no es unánime. Y que algunas delegaciones, como la de Francia, desean mantener una posición muy dura al menos hasta diciembre, el nuevo plazo que ha marcado la UE para empezar a negociar el acuerdo sobre la futura relación comercial con Londres.
"May ha movido bastante su posición para facilitar el acuerdo"
May reclama antes de diciembre reconocimiento más tangible que le permita defender que la primera fase de negociación (factura, derechos de ciudadanos y frontera con Irlanda) está a punto de culminarse y se puede iniciar la segunda (acuerdo comercial), que es la que interesa a Londres.
Por suerte para May, la canciller alemana, Angela Merkel, cuya posición puede decantar el Consejo Europeo hacia un lado o hacia otro, llegó a la cumbre de Bruselas con un tono bastante favorable a Londres.
La canciller calificó como “esperanzadores” los avances logrados hasta ahora, lo que podría traducirse este viernes en unas palabras de reconocimiento a los esfuerzos de May, sobre todo, a raíz de su discurso en Florencia (22 de septiembre).
May prometió entonces saldar las cuentas del actual presupuesto de la UE (2014-2020), lo que supondría una aportación de unos 20.000 millones de euros tras la consumación del brexit en marzo de 2019. La líder británica también ofreció un período transitorio de dos años (hasta marzo de 2021) en el que estarían garantizados todos los derechos de ciudadanos y empresas europeas en Reino Unido.
May ha prodigado, además, en los últimos días las señales de socorro (el domingo telefoneó a Merkel y el lunes cenó con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker) y los gestos de buena voluntad.
Este jueves, May también publicó un largo comunicado plagado de parabienes hacia la valiosa contribución de los tres millones de europeos que residen o trabajan en Reino Unido y garantizándoles que sus derechos están garantizados y que Londres no los utilizará como arma de regateo para rebajar la factura del brexit. “El acuerdo [sobre los derechos] ya lo tenemos al alcance de la mano”, tranquiliza May en su misiva.
“May ha movido bastante su posición para facilitar el acuerdo”, conceden fuentes diplomáticas, aunque piden mayor concreción en capítulos como el presupuestario. La UE insiste en que la factura de salida debe quedar clara antes de pasar a negociar la futura relación, que es la prioridad de Londres.
Pero una buena parte del Consejo Europeo considera peligroso contribuir a una posible caída de May. Su potencial relevo, el ministro de Exteriores, Boris Johnson, acrecentaría el riesgo de un brexit abrupto y sin acuerdo, que sembraría el caos económico a uno y otro lado del canal de La Mancha.
El propio Michel Barnier, negociador-jefe de la UE, “nos ha pedido margen de maniobra para que la firmeza europea no se traduzca en un estancamiento definitivo de las negociaciones”, según fuentes diplomáticas. Barnier advirtió tras la quinta y, por ahora, última ronda de negociaciones, que el proceso se había estancado.
May también recibió la inesperada ayuda del presidente del Parlamento Europeo, el italiano Antonio Tajani, que en una entrevista con la BBC cifró la factura de salida “en torno a los 50.000 o 60.000 millones de euros”, por encima los 20.000 millones ofrecidos por May pero muy por debajo de los 100.000 millones que se han llegado a citar.