En los salarios de la industria turística no sirve el café para todos
Las alzas retributivas pactadas en Baleares superan con creces las previsiones del PIB
El sector de la hostelería en Baleares ha firmado un pacto histórico que podría dinamitar la moderación salarial que hasta ahora se ha mantenido en el resto de la industria española. El sustancioso acuerdo balear recoge una subida del 17% a lo largo de los cuatro próximos años: un 5% para 2018 y 2019 y un 3,5% para 2020 y 2021. Se trata de un poderoso elemento de tensión para la negociación colectiva en aquellas comunidades autónomas en las que los trabajadores del sector no tienen actualmente convenio, bien porque ha caducado o porque está en pleno proceso de negociación. De los más de un millón de trabajadores que están empleados en esta industria, un 54% presta servicios con el convenio decaído o en negociación. La mayor parte se concentra en cinco comunidades –Cataluña, Madrid, Valencia. Andalucía, Galicia y País Vasco– donde patronales y sindicatos mantienen posturas distantes entre sí. La diferencia con el acuerdo de Baleares es rotunda, hasta el punto de que los convenios provinciales firmados este año en todas esas zonas no superan el 2%.
La industria del turismo, como otros sectores de la economía española, ha vivido los rigores de la destrucción y la precarización del empleo durante la crisis. Por sus propias características, se trata de un mercado con una tasa elevada de temporalidad, algo que favorece en ocasiones el abuso en las condiciones de contratación. La excelente evolución que ha tenido esta industria en los últimos ejercicios, con cifras récords de visitantes, debe sin duda trasladarse a unas retribuciones que tienen margen de mejora. Pese a ello, hay dos consideraciones que no deben perderse de vista a la hora de abordar esta cuestión. La primera es que los porcentajes pactados en Baleares –que llegan al 5% en los dos primeros años de su vigencia– superan con creces las previsiones del PIB, con las consecuencias que ello puede suponer, y más aún en una economía en recuperación. Y la segunda, aún más evidente, es que el turismo en España no es un todo compacto con niveles homogéneos de crecimiento y no puede, por tanto, aplicársele salarios homogéneos. Olvidar esa obviedad es un riesgo que no se debe correr.