¿Por qué se certifican las empresas españolas?
Una certificación concedida por una entidad reconocida es un verdadero pasaporte que facilita el acceso a mercados exteriores a internos
ISO, la Organización Internacional de Normalización, acaba de hacer público su esperado estudio anual ISO Survey, el cual refleja el número de certificaciones por países en los referenciales más seguidos. Las organizaciones españolas han renovado destacadas posiciones, lo cual es aún más notorio si tenemos en cuenta el tamaño de nuestro parque empresarial, en comparación con los de otros países presentes en la clasificación.
Antes de abordar algunos de los resultados, quisiera hacer un comentario sobre el papel de la certificación en la economía de hoy y, sobre todo, en el futuro. Conforme los intercambios y la propia actividad de las empresas va siendo cada vez más global, crecen los nuevos actores. En ese escenario, las organizaciones, estén ya implantadas en un mercado o sean nuevos jugadores, necesitan que sus interlocutores, a todos los niveles, confíen en su buen hacer.
Ante esa necesidad ineludible, la certificación está llamada a reforzar progresivamente su papel. Es una herramienta de impulso de la competitividad cuando se hace sobre documentos solventes y reconocidos; como es el Modelo EFQM de Calidad y Excelencia o las normas resultado del trabajo de organismos de normalización, sean internacionales, europeos o locales.
¿Por qué se certifican las empresas españolas? Cuando Aenor creó el mercado de la certificación en nuestro país, un poderoso motivo sin duda se encontraba en que en los ochenta, nuestras empresas necesitaban superar una imagen que no se ajustaba a su capacidad. Aunque esa no pueda considerarse una materia superada, se ha ido avanzando progresivamente y, así, el último Barómetro de la imagen de España del Real Instituto Elcano concluye que nuestro país obtiene la nota global más alta (un 7,1) desde que en 2012 se elabora el estudio.
Entre los motivos para certificarse hoy se encuentra su potencia para trasmitir con convicción me esfuerzo en hacerlo bien y tengo éxito en ese esfuerzo. Una certificación concedida por una entidad ampliamente reconocida es un verdadero pasaporte que facilita el acceso a mercados exteriores a internos. Además, en ocasiones es una condición, como en un creciente número de concursos públicos o para ser proveedor de cada vez más empresas.
Por otra parte, un abordaje serio a un proceso que desemboque en la obtención de una certificación lleva a la mejora de los procesos de la organización que se trate, por ejemplo, eliminando actividades redundantes que suponen coste en tiempo y directamente monetario. La certificación periódica lleva a que estas mejoras permanezcan; ya que es inherente a la condición humana prestar una atención distinta a aquellos campos en los que sabemos que vamos a ser examinados.
Centrándonos en los datos del ISO Survey, comencemos por la más extendida en el mundo, la ISO 9001 de Sistema de Gestión de la Calidad. Con 34.438 certificados, España es el séptimo país del mundo y el cuarto de Europa. También en el ámbito de la calidad, en España hay actualmente 432 Sellos de Excelencia Europea conforme al Modelo EFQM, lo que sitúa a España a la cabeza de Europa.
La ISO 14001 de Sistema de Gestión Ambiental es la vía más aceptada para ordenar la relación de una organización con el entorno. Aquí, las empresas españolas son las quintas del mundo y terceras de Europa, con 13.717 certificados en 2016.
La evolución de la certificación siempre ha sido coherente con la de las necesidades de las organizaciones; por eso, se dirigen principalmente hacia propuestas cada vez más especializadas y sectoriales.
Aquí encontramos por ejemplo la certificación del Sistema de Gestión de la Energía según ISO 50001, donde España es el octavo país del mundo; o la ISO 27001 de Sistema de Gestión de la Seguridad de la Información, con la novena posición.
En resumen, brillantes posiciones en un campo cuya aplicación en voluntaria. No somos pocos los convencidos de que la calidad debe impulsarse como un signo distintivo de la Marca España, porque responde a una realidad actual fruto del esfuerzo de miles de empresas y de las organizaciones sectoriales que las agrupan.
Carlos Esteban es presidente de Aenor, entidad certificadora del Club Excelencia en Gestión