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El problema de control de calidad de Japón sigue en aumento

El escándalo de Jobe Steel es una nueva mancha en la reputación de los productos del país Mitsubishi Motors tuvo problemas por unas pruebas de economía de combustible dudosas

Naoto Umehara, vicepresidente de Kobe Steel (derecha), el pasado domingo, pidiendo disculpas.
Naoto Umehara, vicepresidente de Kobe Steel (derecha), el pasado domingo, pidiendo disculpas.REUTERS

Kobe Steel, una de las principales siderúrgicas de Japón, admite que vendió productos de aluminio y cobre que no cumplían con las especificaciones de los clientes a cientos de ellos. El escándalo es una nueva mancha en la reputación de calidad de los productos japoneses.

El alcance del problema de Kobe Steel no está claro, pero en cualquier caso se suma a una serie de malas noticias sobre el Japón industrial. El caso más llamativo es Takata, cuyos letales airbags impulsaron la mayor retirada de material del sector automotor. Se declaró en bancarrota en junio, con 8.500 millones de euros en pasivos.

Entre los propios fabricantes de automóviles, Mitsubishi Motors tuvo problemas el año pasado por unas pruebas de economía de combustible dudosas. Nissan, que compró una participación en una Mitsubishi con problemas, acaba de desvelar un gran retirada de productos, debido a pruebas de seguridad dudosas.

Otros países tienen ocasionalmente problemas similares. Sin embargo, la sucesión de malos titulares es particularmente aguda en Japón. Firmas como Toyota, con sus valores kaizen de mejora continua, impulsaron el rápido desarrollo del país e hicieron honor a su reputación global de productos fiables y bien hechos. Los bochornos son un regalo a los rivales de Corea del Sur, China y otros lugares.

Las empresas japonesas sufren una gran presión para mejorar el gobierno corporativo y la rentabilidad, y es tentador culpar de estos fracasos a ese ansia de rendimiento financiero –de hecho, eso fue claramente parte del problema en la crisis de Toshiba.

Pero es una visión demasiado estrecha. Primero, no explicaría lo que podría ser una década de problemas en Kobe Steel. Y segundo, hacer que una empresa esté bien administrada significa algo más que colocar directores externos. Requiere una cultura corporativa saludable, donde no se tolera hacer las cosas deprisa y corriendo;que un sistemas interno sea robusto significa que los problemas no pueden pasar desapercibidos; los denunciantes deben ser valorados; y los directivos deben caer si las cosas van mal. Para hacer frente a la putrefacción, Japón necesita más reformas corporativas, no menos.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

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