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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El peor escenario para España y la economía es que se enquiste el conflicto

Los expertos comienzan a analizar los efectos que el desafío soberanista tendrá en la recuperación

Los títulos de Caixabank y Banco Sabadell, ayer en el mercado.
Los títulos de Caixabank y Banco Sabadell, ayer en el mercado.Efe

A estas alturas de la gravísima crisis institucional desatada en Cataluña, se puede decir ya que el daño económico derivado del conflicto ha dejado de ser un riesgo para convertirse en un hecho. La Bolsa perdía ayer los 10.000 puntos en una jornada negra en la que la banca catalana arrastró al selectivo, que cerró con pérdidas del 2,85%, en niveles similares a los del pasado marzo, cuando Europa estaba envuelta en incertidumbre por las elecciones francesas. Se trata del mayor desplome bursátil desde la tormenta desatada por el Brexit y su vinculación con la crisis política en Cataluña es evidente. Un vistazo a los valores más castigados incluye a Banco Sabadell, CaixaBank y Colonial. Tras ellos, todo el sector financiero ha acusado el derrumbe. El riesgo país, por su parte, ha ascendido a 132 puntos básicos.

No solo los movimientos de los inversores, sino la propia agenda económica del Gobierno ha sido sacudida por el quiebre de la legalidad perpetrado por el independentismo catalán. Un calendario que incluye, de momento, el retraso en la aprobación de los Presupuestos y la postergación, hasta tiempos más propicios, de la venta del siguiente paquete de acciones de la privatización de Bankia. La subida de calificación crediticia prevista por S&P para España se ha visto también afectada por un conflicto cuyo eco, inevitablemente, es ya internacional. Mientras las reservas turísticas comienzan a ralentizarse, los expertos y organismos económicos asumen que en la revisión de las previsiones económicas de España habrá que incluir el efecto de la tormenta desatada con el 1-O.

Entre los escenarios a los que podemos asistir los próximos días, y que incluyen la ya anunciada declaración uniltaral de independencia, hay uno que resulta especialmente dañino a efectos políticos y sociales, pero también económicos: el alargamiento de la crisis. Las empresas y los inversores buscan siempre seguridad jurídica y confianza, algo que en este momento ha desaparecido de Cataluña. Si este conflicto no se resuelve con celeridad y eficacia, su ola expansiva puede contagiar al resto de España y dañar el conjunto de la economía.

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