El ansia por titulaciones diferenciadas
Programas clásicos que se renuevan para adaptarse como un guante al mercado laboral. Muchos parecen distintos, pero ¿lo son realmente?
Cuestión de zoom. Las preferencias al elegir estudios universitarios se mueven entre extremos: ampliar horizontes y conocimientos mediante un doble grado, o bien enfocar más y especializarse mucho optando por los denominados minigrados (de unos tres años de duración). La gama se abre y no solo en los tiempos lectivos. Los contenidos también combinan opuestos, la demanda de carreras tradicionales se afianza mientras, a la par, crecen las solicitudes para cursar lo último ofertado. Cada estudiante diseña su estrategia. Buscan una titulación y “algo más”, todo aquello que les aporte ventaja competitiva. Dominio de idiomas —al menos del inglés— y manejo de nuevas tecnologías ayudan a subir el listón. Las universidades se esmeran en pulir sus programas para darles respuesta. ¿Un cambio real o solo apariencia por obra y gracia del marketing?
“Hay un poco de todo”, afirma Joan Rodón, profesor de Operaciones, Innovación y Data Sciences en Esade. “Existe un ajuste claro, aunque también hay mucho de mimetismo, y no se tienen en cuenta aspectos esenciales, como que un doble grado debe diseñarse desde cero y no picoteando de asignaturas sin conexión, o que una formación en otro idioma se queda coja sin una verdadera dimensión internacional, medio año de estudios fuera como mínimo. Aparte, las prácticas antes de acabar los estudios también son indispensables. Centros y estudiantes quieren rodearse de los expedientes más brillantes y esto a veces crea confusión. Estudiar un grado y luego hacer un máster sigue siendo muy interesante para conseguir empleo”.
Grados abiertos
O bien, como plantean en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), los programas de doble máster, además de la opción de los grados abiertos, “en los que los indecisos pasan dos años cursando las asignaturas que elijan entre todas las ofrecidas en la facultad, para familiarizarse con las distintas áreas de conocimiento antes de pasar al grado que seleccionen para titularse”, comenta Isabel Gutiérrez, la vicerrectora de Estudios.
Esta modalidad también la están planificando en estos momentos en la Universidad Autónoma de Madrid, en concreto para un grado abierto en ciencias experimentales.
Y si se buscan sinergias entre asignaturas, también entre universidades. Ambas instituciones UAM y UC3M junto a la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona imparten un grado en Filosofía, Política y Economía, que se caracteriza por un estudiante en movilidad que pasa cada curso en una de estas ciudades.
La orientación, crucial
En la UNED descartan los dobles grados, mientras refuerzan los títulos propios y los másteres. “Se busca lo polivalente, por eso en el futuro propondremos ofertas multidisciplinares, que incluyan y cuiden las especialidades con más tradición”, explica Alejandro Tiana, su rector. En su catálogo destacan, por recientes, la lengua de signos, y los grados combinados, “dos titulaciones distintas, no una doble, que optimizan asignaturas incluso de ámbitos o canales diferentes, como el de Trabajo Social y Educación Social”. Son fórmulas novedosas, reconoce Tiana: “Lo importante es mejorar la orientación al estudiante”.
“Son otros tiempos, no hay duda. Una generación de profesores menos continuista y más abierta junto a unos alumnos mucho más críticos y analíticos, ya capaces de hacer estudios completos en inglés, y por tanto, en posición de presionar a la Universidad para que se actualice. Nunca antes ha habido tanta creatividad al diseñar la oferta, los nuevos canales y soportes también obligan. Y, sin embargo, todo esto no arrincona los estudios de siempre. Médicos, profesores, abogados nunca dejarán de existir, pero se irán reciclando. Estos últimos, por ejemplo, a través de optativas como las relacionadas con derecho digital, privacidad y normativa transmedia”, opina Carlos Rey, socio director de Gradomania.com, web de la empresa Formazion. Esta página en Internet reproduce el último informe de la herramienta digital Degree Advisor, app desarrollada por el observatorio de empleo Job Lab CEU-Santander para ayudar a los jóvenes a escoger sus estudios universitarios, según el cual Psicología y Administración/Dirección de Empresas (ADE) son ahora los dos más solicitados, y como consecuencia, el doble grado en Derecho y ADE y el de Criminología y Psicología.
Precisamente este último tándem es el que Alba L. G. pensaba estudiar, “por ser un enfoque novedoso y con menos peso de lo jurídico”, pero su nota de Selectividad ha recortado sus expectativas y le ha hecho reconducir sus planes: “Primero cursaré Psicología y luego, o a la vez, el otro grado, según pueda ir convalidando. No me queda otra. Tampoco esperaba que estos estudios despertaran tanto interés ni que se impartieran en tan pocos centros”.
El caso de Diego Zarza es el contrario. El 12,25 (sobre 14) obtenido en la evaluación de acceso a la Universidad le basta y sobra para estudiar Periodismo y Humanidades, como quería. “Mis dudas sobre qué escoger me animaron a una doble titulación para abarcar más conocimientos sin cerrar puertas. No lo hago pensando que con ello me vaya a ir mejor en el futuro, sino porque se ajusta a mis necesidades. Considero absurda la titulitis que existe”.