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Musa & Élite, los centros de peluquería saludable que triunfan en Madrid

Los hermanos López García, nacidos en una familiade estilistas, facturan anualmente cerca del millón y medio de euros y tienen más de 35 empleados

Exterior del local situado en Las Tablas, Madrid.
Exterior del local situado en Las Tablas, Madrid.

Pocas veces la teoría de que los hijos son el reflejo de los padres cobra tanta fuerza como en el caso de David y Manuel López García. Desde pequeños vieron tanto a su madre como a su padre dedicarse al mundo de la peluquería. El padre regentaba un salón en Goya (Madrid) y su madre, María del Carmen García Alcalá, era propietaria de otro en la zona de La Vaguada; además, pertenecían a un grupo de profesionales del sector, Élite Peluqueros, desde principios de los ochenta. María del Carmen consiguió en esos años alzarse en dos ocasiones como campeona del mundo de peluquería, lo que la llevó a ser la estilista oficial de cadenas de televisión, celebrities y pasarelas.

Sus hijos, David y Manuel, mientras tanto, eran formados por los mejores peluqueros. David perteneció al equipo de expertos profesionales de Rizos y Jean Louis David, pero sus ansias por aprender una nueva manera de hacer las cosas llevaron a los hermanos hasta Londres, donde se dieron cuenta de que su profesión era mucho más valorada. “En otros países la figura del estilista es, desde hace muchos años, comparable a como vemos hoy a los grandes chefs de estrella Michelin, mientras que en España se identificaba y se identifica con el marujeo e, incluso, con la homosexualidad si eres hombre. Es una visión muy atrasada y que nosotros siempre hemos intentado cambiar”, afirman.

Una vez formados y después de que el grupo Élite Peluqueros se disolviese a mitad de los años noventa, David y Manuel se hacen cargo en el 2000 del pequeño salón de su madre, quien todavía sigue trabajando con ellos. A los dos años abren su segundo centro: 240 metros cuadrados en pleno barrio Salamanca.

“Eran nuestros primeros años y nos daba muchísimo respeto embarcarnos en grandes proyectos. Cada vez que pasábamos por el local donde BBVA tenía su oficina en la calle Monforte de Lemos, soñábamos con que un día pudiese ser nuestro. En 2003 nos surgió la posibilidad de alquilarlo y, con miedo y mucho respeto, nos decidimos”, rememora David López García.

Esta decisión fue acertada, pero no siempre fue así. Ejemplo de ello es su salón de Villanueva de la Cañada, que tuvieron que cerrar al poco tiempo de abrirlo. “Con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de que un negocio no tiene por qué dar sus frutos enseguida. Estoy seguro de que si hubiésemos aguantado un poco más, ese centro podría haber salido adelante”, reconoce.

Manuel y David Lóppez García.
Manuel y David Lóppez García.

Datos básicos

Resultados. En los últimos 10 años están facturando entre el millón y millón y medio de euros al año.

Empleados. Su plantilla varía de 35 a 45 trabajadores, dependiendo de la temporada.

Clientes. A sus seis centros ubicados en Madrid acuden mensualmente más de 5.600 personas.

Ticket. Su factura media por cliente gira alrededor de los 35-40 euros, exceptuando su salón de La Moraleja (Madrid), donde asciende a los 50 euros al ofrecer mayores servicios.

Imagen. La imagen es primordial en sus salones. Todos intentan evocar la naturaleza. Decorados con colores claros, ninguno es igual a otro para huir del aspecto de franquiciado.

Futuro. En los próximos dos años pretenden abrir cuatro centros, dos de ellos fuera de Madrid.

Durante los primeros años trabajaron de la mano de la firma especializada Sebastian, pero en 2008 optan por unir sus salones a L’Oréal. “Siempre hemos tenido la inquietud de cuidar el cabello; ese año, L’Oréal sacó al mercado su línea de coloración Inoa, el primer tinte sin amoniacos, y no nos pensamos el cambio”, revive López García. No obstante, llegó un momento en que esa unión se hizo insostenible para la cadena.

“La firma francesa siempre nos ha tratado bien, pero poco a poco fue modificando su política y filosofía. Actualmente solo piensan en la facturación y no en cuidar a los profesionales. Los representantes pasaron de ser expertos del sector a gente de marketing, las grandes superficies comercializan los mismos productos que trabajamos en el salón y su publicidad apabullante provocaba que muchas veces nuestras clientas conociesen un producto por las revistas antes de que nosotros lo pusiéramos a la venta”, sostiene.

Esta situación provocó la asociación con la firma de productos de belleza española Secretos del Agua. “La mayoría de marcas perjudican el pelo y el cuero cabelludo, un daño que parchean desarrollando tratamientos de reparación. Pero nosotros pensábamos que se podía hacer de otra manera y fue cuando conocimos a Enrique Machín, uno de los integrantes de Secretos del Agua”, recuerda López García.

La marca española es fruto de la colaboración del equipo investigador de la Organización de la Naturaleza del Agua (ONA) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que afirma transmitir a la piel y al cabello información celular a través del agua. Sus productos, creados a partir de cultivos biodinámicos y productos ecológicos, se mezclan con agua pura de montaña a la que someten a exposiciones energéticas bajo la luna y el sol. “No se trata de obsesionarse con lo natural, sino de querer hacer el menor daño posible al cabello y al medio ambiente. Objetivo que perseguimos los dos equipos”, explica.

En 2012 registran la marca Musa y Élite y dos años después convierten su salón de Montecarmelo en neotécnico, nombre con el que Secretos del Agua denomina a aquellos centros que solo utilizan sus productos. Esta decisión fue tan fructífera para el negocio que en 2015 todos sus locales se convirtieron en neotécnicos. “El desarrollo de negocio de la mano de la marca fue posible gracias a su innovación en los productos de coloración. Los tintes de henna siempre han existido, pero sus estridentes colores los hacían inservibles para su utilización profesional; ellos han roto esa barrera”, esclarece.

Musa y Élite cuenta hoy con seis centros y facturan entre el millón y el millón y medio de euros anuales desde hace 10 años. Fruto de esa estabilidad es su decisión de abrir dos centros más en 2018 y otros dos en 2019, año en el que darán el salto fuera de Madrid y desembarcarán en Marbella e Ibiza. “El salón de Marbella responde a la petición de muchas de nuestras clientas; además, a Secretos del Agua les gustaría tener más presencia en el sur de España y nos apoyarían en el proceso”, añade. La apertura de Ibiza responde más a una decisión sentimental. Los hermanos pasan desde que eran pequeños muchas temporadas en la isla, conocen bien la zona y a sus posibles futuros clientes. Para este centro guardan grandes planes. “En verano lo reforzaríamos con personal de Madrid, les daríamos la posibilidad de pasar en Ibiza toda la temporada a gastos pagados”, afirma.

En un 70% su crecimiento todos estos años ha sido fruto de la autofinanciación. Además, han trabajado con varias entidades: Santander, BBVA, Bankia... “Todos los bancos son iguales, da igual uno que otro, lo que les diferencia es la gente que atiende”, concluye López García.

La falta de formación, barrera para su negocio

En España hay cientos de escuelas de formación de peluquería y estética, centros privados y públicos enseñan a muchos jóvenes la profesión que forma parte de la oferta de ciclos de grado medio de nuestro país. Sin embargo, desde Musa y Élite afirman que “la falta de personal bien formado es una de sus principales barreras a la hora de seguir creciendo. La peluquería ha crecido muy rápido en España, pero no existen expertos”.

“Nos cuesta mucho encontrar a trabajadores válidos y existe muchísima rotación en este sector. Si contásemos con personal cualificado, abriría mañana 60 salones, pero es tremendamente difícil”, atestigua David López García. “Ni hay cantidad, ni calidad, ni formalidad, ni seriedad. La gente te cambia enseguida”, ratifica. Actualmente, tienen en plantilla entre 35 y 45 profesionales, dependiendo de la temporada.

Si contar con personal bien formado siempre ha sido un quebradero de cabeza, desde que se unieron a Secretos del Agua –que facturó en 2016 diez millones de euros– esa preocupación ha crecido. “Dominar el color es una tarea muy compleja, ser un experto lleva años, un tiempo que se amplía con los pigmentos de Secretos del Agua ya que, al ser vegetales, requieren una mayor precisión”, afirma David.

A pesar de que la marca cuenta con un amplio equipo dedicado a impartir cursos (60 de sus 150 empleados), Musa y Élite han creado una escuela interna para sus trabajadores. “Secretos del Agua, que solo vende a 600 peluquerías, no permite utilizar sus productos sin haber formado previamente a los estilistas. Pero además nosotros hemos desarrollado unos manuales”, manifiesta López García.

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