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¿Comienza el pinchazo de la burbuja de Uber?

Los principales fondos accionistas han rebajado su previsión en torno al 15% En 2015 un pasajero pagaba solo un 41% del coste real del trayecto

Reuters

Desde su aparición, Uber ha vivido un crecimiento sin precedentes en el ya desenfrenado mundo de la tecnología. A pesar de no cotizar en bolsa y sufrir pérdidas millonarias (solo en el último cuatrimestre perdió 778 millones de dólares), la empresa con sede en San Francisco aumenta su valor cada año; según los últimos cálculos rondaría los 68.000 millones de dólares (57.000 millones de euros).

Sin embargo, parece que después de los grandes tropiezos que ha vivido la compañía de transporte privado en los últimos meses, este crecimiento ha tocado techo. Según explica el Wall Street Journal, los principales fondos accionistas de Uber han rebajado la valoración de sus respectivas participaciones en torno al 15%. Vanguard Group, Principal Funds, y Hartford Funds la han dejado en 41,76 dólares por acción. T. Rowe Price Group ha disminuido su previsión un 12% hasta los 42,70.

Esta reducción de valor supondría una pérdida aproximada de 10.000 millones de dólares sobre el máximo de 68.000 millones. Al no cotizar en bolsa, la tasación de Uber es más subjetiva que la de otras empresas automovilísticas que si cotizan. Pero, aun así, supera con creces a General Motors, valorada en 51.000 millones de dólares (43.000 millones de euros)

Problemas recurrentes

Acostumbrada a acaparar portadas por sus disputas con los taxistas, en marzo Uber sufrió la primera gran crisis cuando se descubrió que la compañía utilizaba un programa informático para evadir a las autoridades en aquellas ciudades donde su uso estaba prohibido.

Según desveló el New York Times, Uber elaboró distintas técnicas para evitar llevar a inspectores en sus coches. Usó un programa llamado Greyball para, a partir de tarjetas de crédito, teléfonos, ubicación y redes sociales, saber si sus usuarios estaban vinculados con las autoridades. Esta tecnología fue utilizada en ciudades como París, Boston o Los Angeles.

Además, en junio 20 empleados de la compañía fueron despedidos por acoso sexual a varias compañeras. Una semana después, el fundador y CEO de Uber, Travis Kalanick dejaba la compañía empujado por los accionistas a raíz de estos escándalos, vinculados a una cultura empresarial considerada demasiado agresiva. Desde entonces la compañía busca sustito para Kalanick.

Precios muy por debajo del real

En 2015 un pasajero de Uber pagaba solo un 41% del coste real del trayecto, según analistas citados por Reuters. Un descuento que concuerda con la estrategia de la compañía de ganar rápidamente importantes cuotas de mercado.

Sin embargo, aunque los expertos ven necesaria una subida de los precios para lograr así que la empresa sea rentable, Uber continúa con sus ofertas tanto en ciudades donde acaba de aterrizar, como Madrid. Durante todo el verano el trayecto al aeropuerto de Barajas cuesta 15 euros. Con todo, las promociones se mantienen también en mercados más maduros como San Francisco donde ofrece 10 viajes a un 50% de descuento. Son consecuencias de la guerra de precios con empresas como  Lyft, que forzó a Uber a disminuir su comisión por viaje en San Francisco del 20 al 5%. Lyft respondió eliminando por completo este coste.

Para poder continuar con esta guerra de precios, Uber depende exclusivamente del capital que le proporcionen los inversores. En febrero de 2016 realizó la última ronda de financiación donde obtuvo 200 millones de dólares de un fondo luxemburgués y un empresario ruso. Desde su creación ya ha levantado 15.000 millones de dólares (12.500 millones de euros).

Lyft ha arrebatado a Uber una cuota de mercado del 7% en Estados Unidos. En España o Latinoamérica Cabify es el principal competidor. Además otra empresa como Google ha creado Waymo, una compañía de coches autónomos que permitirá a los usuarios usar vehículos para su día a día sin necesidad de saber conducir y con un precio muy asequible. Este entorno de competitividad extrema obliga a Uber a mantener el frenético ritmo de promociones, lo que castiga su cuenta de resultados y debilita su posición ante los mismos inversores que son, al final, quienes pagan las citadas subvenciones.

Esta estrategia que parecía llevar a Uber a un posición referente en el mercado del transporte por las ciudades, comienza a tambalearse. Los inversores han visto con buenos ojos la llegada de nuevos competidores que ofrecen diferentes alternativas a las de la compañía fundada por Travis Kalanick.

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