El turismo, una fuente de riqueza tan grande como vulnerable
Si algo buscan quienes arrasan vidas inocentes con su terror es acabar con las libertades
La imagen de unidad proyectada por los representantes de los ciudadanos, reunidos el viernes en la Plaza de Cataluña en torno al dolor por las víctimas de los atentados terroristas en Barcelona y Cambrils, debe ir mucho más allá de mero acto formal. Lo primero ahora es la solidaridad con las víctimas, la captura de los responsables y que el peso de la ley caiga con toda contundencia sobre los culpables. Pero de poco habrá servido una vez más tanto sacrificio si no se traduce en una respuesta común y coordinada contra el terrorismo en todas sus formas y, más especialmente el islamista, principal amenaza sobre nuestra forma de entender el mundo en paz y libertad. Porque si algo buscan quienes arrasan la vida de los inocentes con su terror es acabar con las libertades y los valores de que nos hemos dotado en nuestra civilización.
Los terroristas saben bien dónde golpean. Y en su enfermiza ansia por hacer el mayor daño han elegido la ciudad española que más visitantes extranjeros recibe, Barcelona, y la localidad de Cambrils, importante centro de veraneo de la Costa Dorada tarraconense. Sus miserables planes van, pues, contra la primera fuente de riqueza de la economía española, el turismo, muy sensible a la seguridad y que a la vez representa lo que más odia el fundamentalismo: la libertad de las personas y la forma de vida occidental.
Coordinada o no, esa loca estrategia es la que vienen aplicando los islamistas desde el atentado en la sala Bataclan de París –la urbe del mundo que más turistas recibe–, que continuó con ataques en grandes destinos para los los viajeros como Bruselas, Orlando, Niza, Berlín o Londres. El hecho de que lo conocido de los atentados de Cataluña sugiera una célula numerosa y organizada añade importantes dosis de preocupación y exige un serio sobreesfuerzo a las fuerzas de seguridad.
Lo que pone en evidencia el terrorismo es la locura de sus actores, lo indiscriminado de sus atentados y que no hay nadie inmunizado contra estos. Pero su detestable acción ha puesto de manifiesto a la vez la extrema vulnerabilidad del sector más importante de la economía española. Algo sobre lo que también será necesario reflexionar.