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El Constitucional alemán cuestiona las compras de deuda del BCE, pero se inhibe en favor del TJUE

Considera que hay motivos para pensar que las compras de deuda incumplen los tratados Estrasburgo determinará si suponen financiar a los Estados

Imagen de los magistrados de la corte constitucional alemana.
Imagen de los magistrados de la corte constitucional alemana.
CINCO DÍAS

Alemania ha vuelto a la carga contra el programa de compras del BCE, al que ha criticado de forma implacable desde sus inicios por considerar que es una fórmula de financiación encubierta a los países del euro más débiles y menos disciplinados con el equilibrio presupuestario.

El Tribunal Constitucional (TC) alemán informó hoy de que después de varias demandas y ante las dudas acerca del programa de compra de deuda de la zona euro del Banco Central Europeo (BCE) apelará al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Según el TC, hay varios motivos de peso que permiten afirmar que las decisiones que fundamentan el programa de compra de deuda violan la prohibición de financiación pública por parte del BCE.

La corte de Karsruhe ha decidido trasladar el caso al Tribunal de Justicia de la Unión Europea al que solicita que se pronuncie con la mayor brevedad posible mediante un "procedimiento acelerado". El caso se originó ante las reclamaciones presentadas por ciudadanos alemanes, incluyendo políticos y académicos, contra el programa PSPP del BCE por el que el banco central compra bonos soberanos de los países de la zona euro, así como de empresas públicas, alegando que este plan viola el artículo 123 del Tratado de Funcionamiento de la UE, que prohíbe la financiación monetaria. 

El BCE lanzó este programa , conocido como quantitative easing, en marzo de 2015 con un volumen de 80.000 millones de euros al mes, que luego redujo a 60.000 millones mensuales en diciembre de 2016. Hasta la fecha, ha adquirido deuda soberana de los países de la zona euro por 1,68 billones de euros, tras lo que ha elevado el tamaño de su balance a un récord de 4,25 billones.

"En opinión del Senado (del Tribunal Constitucional) existen razones significativas indican que las decisiones del BCE sobre el programa de compra de activos violan la prohibición de financiación monetaria y exceden el mandato de política monetaria del banco central, invadiendo así las competencias de los Estados", señala el Tribunal alemán. Por su parte, el BCE ha asegurado en respuesta a la decisión del TC alemán que el programa está dentro de su mandato y que, hasta que se pronuncie el TJUE, lo va a mantener “completamente operativo” según lo previsto. Es decir, con 60.000 millones de euros en compras al mes hasta fin de año.

La decisión del Constitucional alemán sigue así los pasos de la adoptada en 2014, cuando el Tribunal también decidió someter al Tribunal de Justicia de la UE la decisión acerca de la legitimidad del programa OMT del BCE de 2012, por el que la entidad podía adquirir bonos soberanos de manera ilimitada a cambio de reformas, plan que nunca llegaría a aplicarse.

En junio de 2015, el Tribunal de Luxemburgo dio la razón al BCE y dictaminó la legalidad de las compras de deuda, al considerar que pertenecen al ámbito de las medidas de política monetaria. Con el diseño de este primer programa de compras, que nunca se llegó a activar, a Draghi le bastó para contener el ataque a la deuda soberana de la zona euro. Con el lanzado en 2015, el BCE reaccionó ante la amenaza de deflación, al tiempo que se buscaba intentivar la reactivación del crédito y el crecimiento económico.

Los efectos de las políticas del BCE

Las compras mensuales de deuda del BCE desataron una rebaja drástica del coste de financiación de los gobiernos que ha tenido a Alemania entre sus grandes beneficiados. El Estado alemán se ha financiado prácticamente gratis durante la crisis: el rendimiento del bono alemán a 10 años llegó a entrar en terreno negativo el verano pasado.

Las críticas de buena parte de la clase política alemana hacia Draghi se centran en las acusaciones de estar dando trato de favor a países concretos, en contra de lo que establece su mandato, y también en la pérdida de rentabilidad que los tipos cero ha causado a los ahorradores alemanes, la otra cara de la moneda.

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