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La firmeza de la UE obliga a Londres a claudicar

Afortunadamente los 27 cerraron filas cuando el gobierno de Theresa May empezó las negociaciones del brexit. Una cumbre duró sólo 4 minutos. Los 27 le dijeron a May que si Londres no prometía pagar la factura del divorcio (Bruselas pide aproximadamente 80.000 millones de euros, Londres recientemente ha ofrecido 40.000 millones de euros), garantizar los derechos de los ciudadanos de la UE en el Reino Unido y no levantar una frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda, no tenían nada que hablar. La resolución de dichos tres temas es una condición previa a la discusión de otros que interesan a Londres, como un acuerdo transitorio. La incompetencia del gobierno de May, las rivalidades entre sus ministros y un calendario nada realista (separarse de la UE antes de 2019 después de pertenecer a la CEE desde 1973) provocan más cambios de postura por parte de Londres. La presión de las empresas británicas es fuerte en el sentido de no querer quedarse excluidas del mercado único de la UE, que garantiza la libertad de movimiento de bienes, servicios, capitales y trabajadores. Si los partidarios del brexit no fueran tan obstinados en querer regular el movimiento de trabajadores de la UE, sería fácil encontrar la fórmula para el encaje del Reino Unido: el Espacio Económico Europeo, mecanismo que permite a Noruega, Islandia e Lichtenstein participar en el mercado único sin ser miembros de la UE. Ahora Londres ha planteado la idea de mantener una unión aduanera de manera provisional con la UE hasta que se puedan concluir las negociaciones del brexit más adelante, seguramente en 2021. Turquía, por ejemplo, tiene una unión aduanera con la UE en productos industriales. Esto significa que los productos industriales turcos acceden a los mercados de los estados miembros de la UE sin pagar aranceles y vice-versa. Asimismo, tanto la UE como Turquía cobran el mismo arancel a importaciones de terceros países.

Ante la firmeza del comisario Michel Barnier -- que negocia por parte de la Comisión -- y la poca preparación del equipo de Theresa May es previsible que Londres siga mandando globos sonda en las negociaciones del brexit.

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