Guillermo Penso, entre viajes y una apacible vida en el campo
Dirige Otazu, la bodega a 15 km de Pamplona que montó su familia en los noventa Vive rodeado de arte y sueña con bucear en las cuevas de hielo de Antártida
Nació en Caracas (Venezuela) en 1982, pero la vida de Guillermo Penso ahora no se entiende sin Navarra, donde en los años noventa se afincó su familia y de donde procede su padre, a 15 kilómetros de Pamplona, para montar una bodega, Otazu. Se trata de un antiguo château francés de 1840, donde elaboran vino con las variedades de cabernet sauvignon, merlot, chardonnay y tempranillo.
Es ingeniero de Telecomunicaciones, especialista en nanotecnología, tiene un doctorado en filosofía y vive desde 2013, cuando no está viajado por el mundo vendiendo vino, alejado de la gran urbe, entre viñedos, más de 110 hectáreas de extensión, rodeado por la bella compañía de una iglesia románica del siglo XII, una torre palomar y dos palacios renacentistas del siglo XV.
En este entorno el tiempo se para, además le acompañan las obras de arte, ya que es un gran coleccionista de piezas contemporáneas, entre las que se encuentran dos impresionantes Guardianes de Xavier Mascaró.
Asegura que tiene buen olfato para el arte, “es como la Bolsa, tiene que ver con la intuición, es una buena opción para invertir, pero lo que deseo es compartirlo, una obra artística tiene que ser observada”, afirma Penso, que define su vida como austera y sencilla, sin grandes lujos. El mayor de ellos es, sin duda, poder dedicarse a lo que más le gusta: hacer vino.
Arte para vivir
Vive rodeado de arte. Penso trabaja rodeado de obras de Ai Wei Wei, Anish Kapoor, José Manuel Ballester, Secundino Hernández, Rafael Barrios, Jim Dine, Jaume Plensa, Olafur Eliasson o Daniel Canogar, entre otros. Es un coleccionista obsesionado por tener una pequeña pinacoteca coherente. Desea que siga creciendo, como valor añadido a la bodega que dirige, pero no desea acumular por acumular.
Un capricho
Asegura que el último capricho que se ha dado a sí mismo ha sido, tampoco podía ser de otra manera, una botella del vino estadounidense Quilceda Creek, cabernet sauvignon 2005, al que el crítico de vinos Robert Parker le concedió cien puntos, y cuyo precio ronda los 280 euros. Todas las compras las realiza por internet. “Paso nueve meses al año viajando, por lo que cuando regreso a la tierra, no salgo del viñedo”.
Todo natural
Si tiene que elegir su menú ideal no sabría qué elegir. “Es complicado reducir las cosas que más me gustan en la vida a una única elección”, explica Penso. Pero puestos a seleccionar se queda con unos espárragos blandos de Navarra, y si tiene que optar por un vino, que tiene que ser de acompañamiento de la citada planta, se queda con un Vitral de la añada de 2009 de Otazu, elaborado con cabernet sayvignon y tempranillo.
La Antártida
Uno de sus sueños es bucear en las cuevas de hielo de Antártida. “Me paso el día viajando con la bodega, ya que tenemos abiertos 36 mercados, por los que los viajes de placer tienen que ver con sitios remotos, donde practicar una de mis pasiones, el buceo”, explica Penso. Otros sitios pendientes por explorar son las minas inundadas de Suecia y la cueva de Ordinskaya en Rusia, o hacer muck diving en Papua Nueva Guinea.
Lecturas
Estructura sus lecturas por temas. “Puede que una temporada me dé por leer libros sobre mecánica cuántica y la relación con la teoría epistemológica de Kant”, señala el bodeguero, quien asegura, en este sentido, que hace poco compró unos Golden Doodles, hecho que le llevó a leer libros de entrenamientos de perros. También le gustan las novelas de suspense que enganchan y se puedan leer a intervalos.
La mejor fragancia
Las marcas a las que es fiel tienen que ver con restaurantes y, por supuesto, con vinos. Frecuenta para comer 99 Sushi Bar en Madrid, y el Bidea 2, en Navarra. En cuanto a vinos disfruta con Archery Summit, de Willamette; Alpha Omega, de Napa; Chateau D´Yquem, Cuna de Tierra, de México o Karas, de Armenia. Asegura que renuncia a usar perfume, debido a la pureza olfativa que requiere su profesión. La viña es la mejor fragancia.