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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una revolución digital que hay que afrontar como una oportunidad

Los expertos aseguran que un buen uso de la robotización creará dos millones de empleos

Gettyimages

Las oportunidades y cambios vertiginosos que está produciendo la digitalización de la economía y los avances en la robótica han abierto un sustancioso debate sobre cuál será el efecto de ambos fenómenos en el mercado laboral. La posibilidad de que los robots sustituyan progresivamente la mano de obra humana aparece a día de hoy como una potencial amenaza, hasta el punto de que ya hay voces que reclaman una regulación que proteja el empleo de lo que se denomina la cuarta revolución industrial.

Precisamente en ese contexto, el Observatorio ADEI ha realizado un informe cuyo fin es calcular el impacto de la inteligencia artificial y la automatización de procesos en términos de creación de nuevas oportunidades económicas y laborales. De acuerdo a ese análisis, un uso estratégico de ambos fenómenos permitiría crear más de dos millones de puestos de trabajo entre 2016 y 2030 e incrementaría la renta per cápita española desde los 24.000 euros hasta los 33.000. La explicación de ese salto está en un crecimiento medio anual de la productividad del trabajo del 1,3%.

Para que estas cifras puedan resultar factibles y no un mero ejercicio de laboratorio, el conjunto de la economía y de la sociedad española necesita acometer un cambio sustancial que exige, en sí mismo, un debate urgente y necesario. Los economistas de ADEI consideran imprescindibles medidas como la reorientación del sistema educativo, la creación de un potente sistema de intermediación e inclusión laboral, la generación de un ecosistema de I+D y la adaptación, respetando la competencia, de las regulaciones sectoriales a la realidad digital. Este programa de reformas es casi tan ambicioso como el propio objetivo que persigue y requiere poner en marcha una revolución en todos los frentes, y hacerlo cuanto antes.

Los defensores de la cuarta revolución argumentan que las tres anteriores produjeron una innegable mejora económica, lo cual es cierto. Pero olvidan que en ese proceso hubo potencias que se posicionaron cómo líderes y otras que resultaron descolgadas. Para evitar que ello vuelva a suceder es necesario asumir que el cambio ya está aquí.

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