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Paro registrado. Luces y sombras.

Las cifras de paro registrado en las oficinas del SEPE (antiguo INEM) continúan en descenso. El número de desempleados se sitúa en los 3.362.811 lo que supone una rebaja en el mes de 98.317 personas (-1.677.411 desde los máximos de la crisis).

Por otro lado, la afiliación (media) a la Seguridad Social ha aumentado en 87.692 personas. El balance del mes cabría calificarlo como de positivo, aunque los datos no son tan buenos como los de hace un año ya que en junio del 2016 el paro cayó más (-124.349) y la Seguridad Social ganó más afiliados (+98.431).

Por comunidades autónomas, el paro registrado baja en las 17, sobre todo en Cataluña (-18.102), Andalucía (-10.324) y Galicia (-9.973). Por sexos, el paro registrado bajó en el mes más entre los hombres que entre las mujeres. El desempleo masculino se situó en 1.423.734 (-54.943) y el femenino en 1.939.077 (-43.374). Respecto a la situación un año antes, también descendió más el número de parados masculinos (-241.952) que femenino (-162.291). Los datos de contratos siguen siendo mixtos. Por un lado, se han firmado más contratos que en ningún mes de toda la serie histórica: 2.089.520, pero sólo el 7,97% (es decir 166.462) son de carácter indefinido. No obstante, es un 12,2% más que en junio del año pasado.

Por sectores, las afiliaciones avanza principalmente, como ocurre por estas fechas, en la hostelería (+36.448) y el comercio (+31.344). Por el contrario desciende en sectores como el de la educación (-51.487, la cifra más alta de los ocho últimos años) por el fin del curso escolar y en agricultura, por la finalización de campañas agrícolas claves y por la sequia. Por último, el porcentaje de parados que habían trabajado antes y que tienen acceso a una prestación o subsidio es del 53,96%, un punto más que hace un año.

En resumen, es el sector servicios, y sobre todo la hostelería, son los sectores que están tirando del empleo. Todo ello gracias al empuje del sector turístico. Los atentados terroristas en zonas tradicionalmente competencia española, permite a nuestro sector seguir marcando récords de llegadas y de gasto. Aunque ocurre lo mismo en términos de gasto medio por persona y día, la velocidad de aumento de estos últimos epígrafes es mucho menor. El gasto total aumenta a un ritmo del 10-14% interanual y el gasto medio diario lo hace entre el 6-12%. Sin embargo el gasto medio por turista lo hace al 2-4%, muy poco por encima de lo que lo hace el IPC. De manera que buena parte de esos fuertes ingresos totales se ha tenido que construir a través de intensificar mucho más las llegadas para turistas, de menor calidad y gasto.

Pero ello no es gratis, la saturación turística ha generado "encontronazos" con la población local que antes no se producían. Incluso el periódico británico The Independent situó a la ciudad de Barcelona entre los ocho destinos de todo el mundo que "más odian a los turistas" ya que han empezado a adoptar medidas para restringir la llegada masiva de visitantes.

La recuperación económica ¿“tiene nombre y se llama empleo”?

Tras los datos, no se ha hecho esperar la reacción del gobierno. La ministra, no sé de dónde saca los datos, asegura que “… se han recuperado casi 2,3 millones de empleos de los que se destruyeron durante la crisis, el 68,2% de los perdidos”. Y que la recuperación del empleo está siendo muy “integradora” y que se está dando en todos los sectores y en todos los grupos de edad. Lástima que tenga también sus luces y sombras.

La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, ha indicado que es momento de subir los salarios en España. La recuperación del empleo se debe plasmar en el bolsillo de los ciudadanos, con un aumento de retribuciones y una mejora del poder adquisitivo. Lo llama fortalecer la recuperación “integradora” del trabajo. Para ello pide a los agentes sociales, en plena negociación colectiva, que cierren “cuanto antes” el acuerdo de subidas salariales para 2017. Pero acto seguido, como si pudiera estar seco y mojado a la vez, cree que tanto sindicatos como la patronal deben tener en cuenta que la subida de salarios debe ser compatible con la ganancia de competitividad, ya que “está en juego seguir creando 500.000 empleos al año”.

Es decir, hay que subir los salarios (de manera que permitan justificar las alzas de los precios inmobiliarios), pero como si no se subieran (de manera que permitan justificar las ganancias de competitividad que "nos mantienen a flote"). Difícil papeleta.

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