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El dilema de May es la ocasión de Carney

El Banco de Inglaterra puede subir tipos para frenar la inflación y la deuda de los consumidores

Theresa May firma en el libro de condolencias del Parlamento Europeo por el funeral de Helmut Khol.
Theresa May firma en el libro de condolencias del Parlamento Europeo por el funeral de Helmut Khol. Efe

La premier británica, Theresa May, tiene la oportunidad de hacer de la virtud una necesidad política. Su débil minoría gubernamental está bajo una creciente presión para gastar más en una serie de frentes. Aflojar las cuerdas de la cartera ayudaría a la economía y al gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney.

Los miembros del Gabinete de May están pidiendo al Gobierno que abandone el límite del 1% a las subidas salariales de los empleados públicos. Permitir que los sueldos del sector público suban al mismo ritmo que los del sector privado costará 6.300 millones de libras adicionales en 2019-20, y 9.200 millones en 2021-22, según el Instituto de Estudios Fiscales. Pero esta no sería la única petición no programada a las arcas públicas. El Gobierno ha prometido 1.000 millones de libras adicionales para Irlanda del Norte los próximos dos años como contrapartida para asegurar el apoyo del principal partido protestante. Los recortes planeados de 3.000 millones de libras en fondos para las autoridades locales podrían ser revisados tras el incendio en la torre de apartamentos de Londres.

Mientras tanto, un crecimiento más lento de lo esperado disminuirá los ingresos fiscales. Mucho está en cambio en esta etapa como para que los economistas privados se formen una imagen exacta de la disminución del presupuesto. Pero la mayoría está de acuerdo en que el ministro de Finanzas, Philip Hammon, cada vez está más ceca de saltarse su objetivo de transformar un déficit de 46.600 millones (2,4% del PIB) en el último ejercicio fiscal en un superávit para mediados de la próxima década. Esto es especialmente cierto ya que no parece probable que el Gobierno tenga especiales ganas de subidas impopulares de impuestos.

No son buenas noticias para el mercado británico de deuda pública, puesto que los precios de los bonos suelen caer cuando los Gobiernos toman más prestado. Pero podría dar la oportunidad al Banco de Inglaterra de subir los tipos para frenar la inflación y la deuda de los consumidores, que ha estado creciendo en cifras de dos dígitos. Durante siete años, los británicos han combinado estrictos controles en el gasto con una relajada política monetaria. Cambiar ahora esta mezcla tiene sentido. Oportunamente, el egoísmo puede llevar a los políticos a hacer lo adecuado.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción es responsabilidad de CincoDías.

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