En casa del embajador para desconectar de todo
Lujo rural con vistas a la sierra de Gredos. Entre robledales, lagunas y gargantas de agua cristalina que descienden desde el Almanzor
Un entorno singular, una impresionante finca y una compañía de lujo –y no piense solo en la que se lleve a la escapada– para pasar unos días de relax en contacto con la naturaleza. Suena a anuncio publicitario, pero existe. ¿El lugar? A la sombra del Almanzor, en la ladera sur de la sierra de Gredos, sobre el valle del Tiétar, a tiro de piedra de Candeleda (Ávila) y a hora y media de Madrid.
¿Candeleda? ¿De qué me suena? Sí, es el pueblo que el ex primer ministro británico John Major puso en el mapa porque allí pasaba sus vacaciones estivales y se refugiaba cada vez que podía. Hoy, la localidad le rinde homenaje con una calle que lleva su nombre.
Apenas nos adentramos en la carretera de Chilla para descubrir, en el km 4, sobre un pequeño promontorio, una preciosa casa de campo perfectamente integrada en la naturaleza y que es una de las joyas de la finca, propiedad de Íñigo Moro Peralta.
Prepárese para descansar, comer, charlar, divertirse y liberar adrenalina. En este lodge rural podrá montar a caballo, hacer senderismo o trekking, jugar al golf, polo o pádel; hacer yoga, darse un masaje, nadar en la piscina o disfrutar del jacuzzi; observar aves o el paisaje, desde una avioneta –pilotada por el propio Moro y que está incluida en el precio, si contrata una excursión a caballo (desde 65 euros)–.
Pensará que como en tantos otros destinos rurales, pero no, porque hay muchos elementos que diferencian a Candelaria Experience de otras propuestas de turismo experiencial, tan en boga.
Lo primero que le sorprenderá al llegar a la casa es que no hay recepción y será recibido por Moro y su compañera Micki en su casa, porque ellos viven allí y serán unos perfectos embajadores. Más que huéspedes, le harán sentir como que ha llegado a casa de unos amigos.
Y no es ninguna estrategia comercial. A Moro le sale de dentro. “Me encanta ser anfitrión”, explica con una gran y convincente sonrisa. La casa y la finca es una herencia familiar y “desde que me vine a vivir aquí, siempre la he tenido llena de amigos y de amigos de mis amigos que vienen a pasar el fin de semana, y nosotros, encantados”.
A Moro, viajero empedernido, amante del deporte y la naturaleza, aventurero y un tipo de empresario poco convencional, fueron los propios amigos los que le dieron la idea de abrir la finca y “montar una casa rural única, en un lugar maravilloso” que cuenta con la ventaja de tener un microclima especial que permite disfrutarla todo el año.
La casa solo tiene cuatro encantadoras habitaciones dobles, lo que permite un trato más exclusivo y una atención personalizada. “En realidad es lo que buscaba. No quería un hotel rural y lleno de gente, porque eso le restaría encanto y no era mi idea de mi propio refugio”. Todas tienen una decoración rústica, elegante y pequeños toques que le dan un punto sofisticado (desde 135 euros por persona y noche en habitación doble) así como magníficas vistas: al pantano, a la montaña, a los prados donde pastan los caballos...
Como curiosidad, sepa que todas las habitaciones tienen nombre de alguno de los equinos, Rosarito, Almanzor, Ermitaño y Dominante, estas dos últimas, fuera de la casa principal, están ubicadas en los antiguos establos, totalmente restaurados.
El resto de las instalaciones –comedor, salón con chimenea para los días fríos, porche para comidas o cenas al aire libre, son comunes para huéspedes y dueños de la casa, donde comen, cenan o charlan ¿con desconocidos? No lo serán al cabo de un rato, porque el don de gentes, la simpatía y el encanto de Micki e Íñigo rompen el hielo desde el primer momento.
Mirta es la encargada de la cocina. Platos tradicionales hechos con productos de temporada, de la huerta de la propia finca o de productores locales, de primera calidad y con mucho mimo, y también recetas lugareñas como carillas, patatas revolconas o cabrito. No se pierda sus tartas caseras.
Los que prefieren un mayor aislamiento o privacidad pueden alojarse en La Palmera, una suite de lujo a unos minutos de la casa, en medio del prado con jardín propio y vistas maravillosas. Las estancias se diseñan a medida y puede programar una escapada solo para adultos. La casa está abierta de abril a octubre. Un sueño, el de Moro, hecho realidad.
El huésped decide
A caballo. Hay una gran variedad de rutas para montar y contemplar algunos de los paisajes más bonitos de la falda de Gredos. Excursiones por horas, día completo o fin de semana con pícnic de lujo.
En avioneta. Paseo de 15-20 minutos sobrevolando uno de los espacios naturales más importantes de Europa occidental, contemplando a vista de pájaro la belleza de la sierra o el pantano de Rosarito.
Bajo par. La zona de la Vera es ideal para los amantes del golf tanto por el clima como por los campos y clubes que hay en Candeleda, Talayuela o Valdecañas, con recorridos adaptados a cualquier nivel.