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Herrero: “En una multinacional, tu nivel de influencia es mínimo”

Juan Antonio Herrero fundó Quonext en 2005 La consultora asesora y vende 'software' a las empresas

Manuel Casamayón
Pablo Sempere

En el colegio era quien conseguía dinero para comprar instrumentos de música. Con 16 años, siendo mozo de carga, estuvo a punto de comprar una furgoneta y contratar a un conductor. Dos años después montó un taller de costura y se dedicó a vender por los mercadillos de Barcelona la ropa que confeccionaban sus socias. Juan Antonio Herrero (Barcelona, 1964), consejero delegado de Quonext, consultora tecnológica nacida en 2005, siempre tuvo vena emprendedora, moviéndose de un lado para otro, hasta que descubrió su pasión con 23 años cuando la tecnología se cruzó en su camino.

“Estudiaba Arquitectura cuando monté la primera empresa, con 24 años, tras la irrupción de los primeros PC a finales de los 80”. En esos años, las empresas compraban ordenadores para escribir textos y tener hojas de cálculo. Las computadoras “eran el marco de juego, pero no el juego en sí”. Se empeñó entonces en buscar todas las posibilidades que la entonces incipiente tecnología podía tener, “no inventando ningún programa, sino exprimiendo el uso de los que existían y adaptándolo a las compañías”. Creó entonces una pequeña firma, asociada a la danesa Navision, que en 1989 contaba con dos personas y a los 10 años empleaba a 120, y que vendieron en el año 2000. “A partir de ahí, aprovechando la relación que tenía, trabajé para Navision hasta que fue adquirida por Microsoft en 2004, y decidí irme”.

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¿Por qué no quedarse en un gigante como Microsoft? “En una multinacional todo te queda muy lejos, alguien toma una decisión y tú tienes que seguirla, sin opinar. El nivel de influencia es mínimo”. Herrero prefería algo más familiar, un lugar en el que poder saber que las decisiones tomadas influyen de manera directa en la creación de riqueza. Con esa mentalidad surgió Quonext en 2005. Son ya 140 profesionales, distribuidos en tres oficinas, una en Barcelona, donde Herrero reside, y otras en Madrid y Palma de Mallorca, “que visito con frecuencia, ya que todo lo tengo en mi ordenador”. Las tres son idénticas, con una gran sala común rodeada de pequeños despachos aislados con paredes de cristal. “Es bueno ser transparente, pero a veces también hace falta intimidad”. El único detalle diferenciador es que en cada oficina, el skyline de la ciudad decora una de las paredes.

En Quonext, resume, están especializados en vender soluciones tecnológicas, de otras empresas y también propias, a compañías de cuatro sectores: “El turismo, la industria, la distribución y los servicios. Cada uno requiere remedios. Pero nosotros no inventamos la tecnología, solo la adaptamos”. Con esta premisa cuentan en su cartera con clientes como Barceló Hoteles, Unilever o Natural Optics. “Durante la crisis las empresas no han podido invertir en tecnología, y hoy tienen unos medios desfasados, que no les permiten conectar con sus consumidores. Esa es, precisamente, la misión de Herrero y su equipo: analizar los procesos de cada cliente y, a partir de ahí, implantar la tecnología necesaria. Quonext cerró 2016 con casi 16 millones de euros de facturación, y espera sumar dos más este año.

Durante la crisis, las empresas no han podido invertir en tecnología

Cuentan con una ventaja extra a muchos otros sectores. "En nuestro mundo, el paro es cero, y los profesionales que encaran las nuevas tecnologías están muy solicitados". Manos nunca sobran para implantar todas estas recetas en las organizaciones. Además, recuerda Herrero, el hecho de haberse especializado en cuatro sectores muy delimitados es un plus para la compañía, que no está interesada, al menos por ahora, a abrirse a nuevos horizontes. "Nos manejamos muy bien en estos sectores, y estar especializados hace que seamos los mejores en nuestro campo". Ya se sabe que quien mucho abarca poco aprieta. Por eso, además de vender las herramientas de otras compañías, en Quonext han lanzado varias propias, "como QuoHotel o QuoBuilding para los sectores hoteleros y construcción.

Pero no no todo es trabajo para el fundador de la compañía. Herrero, aunque reconoce que la mayoría del tiempo lo ocupa en el desempeño de su labor profesional, también procura escaparse dos o tres veces al año al sur, a Tarifa (Cádiz), donde gasta las horas en domar las olas haciendo kai surf, un deporte al que se ha aficionado recientemente. "Y que a pesar de sus dificultades, es bastante agradecido. Es como el tenis y el padel. Para jugar bien al primero tienes que llegar, estar fuerte y en forma. Para el segundo solo tienes que saber colocarte. Ocurre lo mismo con el surf y el kite surf". Fuera de eso, también toca la guitarra, y aprovecha al máximo las horas libres para estar con su familia.

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Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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