Leo Guiñazu: “Los pequeños ‘influencers’ también son importantes”
Dirige la agencia de comunicación Globally, que este año cumple dos décadas Afirma que la fidelidad con los clientes se asegura hoy día escuchando
Dice sin rubor que se encuentra en el mejor momento de su vida personal y profesional. Leo Guiñazu, nacido en San Luis (Argentina) hace 38 años, es el director de la agencia de comunicación Globally, que este año cumple dos décadas de existencia, a la que se incorporó en 2002 como ejecutivo de cuentas, cuando la plantilla la formaban ocho personas. Hoy emplea a más de un centenar de profesionales y factura 9,4 millones de euros. De todo ello habla en su despacho, una pequeña estancia acristalada con vistas al espacio abierto donde trabaja parte del equipo. “Es lo más importante, junto con los clientes. Se habla mucho de la estrategia, pero a mí me gusta hablar de táctica, de cómo se hace el trabajo en el día a día”, explica. El portafolio de clientes de esta agencia se compone en un 45% de empresas de moda; el resto está relacionado con el turismo, la gastronomía, el estilo de vida...
Cree que lo que ha aportado Globally al atomizado sector de las agencias de comunicación es profesionalización, y cita como ejemplos de ellos también a Ketchum, Weber Shandwick, Edelman, “somos como las grandes, con un estilo de boutique, enfocado al estilo de vida”. Define este último concepto como “la parte más emocional que tenemos, que es la que nos distingue”. Y asegura que para las marcas eso supone 16 horas al día de intentar conquistar al consumidor. “Es el tiempo en el que dejas que una marca entre en tu corazón y en tu mente, y eso es lo marca tu estilo de vida”. El pasado martes, día en el que se realizó esta entrevista, vestía de Hackett y llevaba un reloj de Tag Heuer, dos de las firmas para las que trabaja. “Somos corporativos, al final son los que pagan nuestras nóminas. Conseguimos fidelidad con el cliente escuchándole y entendiéndole”. Considera que una de las asignaturas pendientes de las marcas es entender la revolución de las redes sociales. “Las marcas deben estar en el contenido diario del cliente, al que hay que escuchar”. Y argumenta además que la gran revolución está en el día a día, en tener influencia. “Hoy día el micro influencer, aquel que tiene 35.000 seguidores, es importante. Hay que trabajar con los grandes influyentes, pero hay que buscar a los pequeños”.
Su despacho es pequeño y privado, “donde pueda pensar y tener conversaciones privadas, a pesar de que en esta empresa todo es visible”. Sobre su mesa apenas hay papeles, todo lo lleva en el portátil, hay dos libros sobre gestión, la fotografía de su familia, el frasco vacío de Esencia de Loewe, el mismo que usó el día que se casó, unos cascos para aislarse y escuchar música, “soy un runner de despacho”. Muy cerca tiene un maletín de piel que le recuerda al que siempre llevaba su padre y que él, siendo niño, siempre revisaba en busca de algún tesoro.