Italia hace mella en las finanzas y la ambición de Vivendi
Sus participaciones en Telecom Italia y Mediaset infringen las leyes sobre pluralidad de medios
Las participaciones de Vivendi en Telecom Italia y Mediaset infringen las leyes italianas sobre pluralidad de medios. Elija la solución que elija, su empuje en el sur de Europa ha sufrido un golpe.
La ley Gasparri, de 2005, salvó a Silvio Berlusconi –dueño de Mediaset– de reducir su posición dominante en la radiodifusión privada, a pesar de que era primer ministro y magnate de los medios. Irónicamente lo ha salvado de nuevo, al atrapar a Vincent Bolloré, presidente de Vivendi, con quien el italiano está envuelto en una batalla legal.
El grupo francés compró una participación en Telecom Italia como parte de un acuerdo separado con Telefónica. Más tarde acordó comprar el negocio de TV de pago de Mediaset, aunque no se cerró, y empezó una batalla legal. Vivendi presionó comprando el 28% de Mediaset: La ley Gasparri dice que una empresa no puede controlar una posición mayoritaria en telecomunicaciones y el 10% del sector de medios, incluida la radiodifusión y la publicidad, como hace Mediaset.
Bolloré podría reducir su participación en Mediaset o en Telecom Italia. Esto último podría tener más sentido: es un negocio menos coherente con la estrategia global del fabricante y distribuidor de contenidos francés. Pero puede que no obtenga un buen precio, por la perspectiva de una nueva competidora, Iliad. La venta de la participación de Mediaset sería más fácil, pero también podría implicar pérdidas. Otra opción sería un acuerdo con Berlusconi sobre la TV de pago, y vender luego lentamente la participación en Mediaset o reducir sus derechos de voto. El regulador podría entonces tener una visión diferente.
Por último, podría luchar en los tribunales. Puede ganar: Fininvest, de Berlusconi, tiene más acciones de Mediaset que Vivendi. El proceso podría ir para largo: el octogenario Berlusconi podría retirarse y las cuotas de mercado ser distintas.
El revés legal no acaba con las ambiciones italianas de Vivendi. Pero lo sitúa en una posición más débil frente a Fininvest, y muestra cómo en un país como Italia los juegos de poder y la compra de acciones pueden ser, incluso para los operadores más expertos. contraproducentes.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de Cinco Días.