Los salarios de los futbolistas son un escándalo que hay que corregir
En un país como España dónde el salario mínimo interprofesional es de 707 euros es un escándalo que los equipos de fútbol se gasten cientos de millones en traspasos y salarios de futbolistas. Ya entiendo que el pueblo necesita pan y circo para distraerse. Pero hay límites. Además de defraudar a hacienda e insultar a jueces, muchos futbolistas no son precisamente un ejemplo ni modelo a seguir. Evidentemente el fútbol mueve mucho dinero y mucha gente se gana la vida vía periodismo deportivo, merchandising, etc. Sin embargo, en mis conversaciones con la gente, aprecio un cierto cansancio de la población (incluso masculina) con un deporte que a menudo ofrece poco espectáculo y una liga que casi siempre es cosa de dos. Defendí y escribí en su día sobre los valores que transmitía el FC Barcelona de Guardiola, entre ellos el espíritu de equipo, sacrificio, ausencia de egos, etc..
Un posible remedio es imitar lo que se ha hecho en la liga de futbol americano y de baloncesto profesional desde hace años. Se limita el total que cada equipo se puede gastar en salarios. Además los equipos que finalizan la temporada en las últimas plazas son los que eligen primero a los jugadores que salen de la universidad. Así se ha logrado que ganen campeonatos equipos de ciudades pequeñas y que no acostumbren a repetirse siempre los mismos ganadores. De hecho, los equipos de futbol profesional de las mayores ciudades en población de EEUU -- Nueva York, Los Angeles, Chicago -- llevan años sin ganar el campeonato. Es algo equivalente a que en España durante 10 años no ganara la liga ni el Real Madrid, ni el FC Barcelona, ni el Atlético de Madrid ni el Sevilla.