Cómo pueden los bancos luchar contra el blanqueo
Varios casos de lavado de dinero demuestran que deben aumentar la transparencia
Encarar el lavado de dinero requiere más celo de la industria bancaria. El papel del sector financiero está siendo más escrutado, tras revelar ING en su informe anual que está siendo investigado por las autoridades holandesas por ese tema, y la información de The Guardian de que varios prestamistas británicos han blanqueado 686 millones de euros de delincuentes rusos.
Ambos episodios datan de hace varios años, y la lucha contra los delitos financieros se ha endurecido desde entonces. Gran Bretaña introdujo el año pasado un registro público que obliga a las compañías con sede en el país a revelar sus beneficiarios efectivos, y pronto promulgará una nueva ley contra la evasión de impuestos. Tanto Países Bajos como Reino Unido pertenecen al Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), un organismo contra el blanqueo.
Presionar a los paraísos fiscales para que adopten registros de la propiedad más claros es una de las iniciativas posibles
Pero sigue habiendo una brecha evidente. Las obligaciones británicas no afectan a la mayoría de las compañías extranjeras. Entre las transacciones sospechosas permitidas por ING hay transferencias de una sociedad ficticia registrada en Holanda a otra registrada en Gibraltar con una cuenta bancaria holandesa, informa una fuente conocedora del asunto.
Hay básicamente tres maneras de que los bancos minimicen estos pagos. Abstenerse de transacciones de sociedades ficticias ayudaría, pero el egoísmo comercial sería una barrera a menos que lo hiciera toda la industria. Deshacerse de los clientes de más riesgo es una alternativa, pero dado los volúmenes de transacciones, ni siquiera los controles más decididos detectarían todas las infracciones.
La tercera opción es más prometedora: los bancos deben ser más activos en la búsqueda de transparencia. Presionar a los paraísos fiscales para que adopten registros de la propiedad empresarial al estilo británico es una posibilidad. Ampliar el intercambio de información entre los sectores público y privado, de modo que cubran a abogados, contables y sociedades fiduciarias, también ayudaría.