¿Son sanos los edificios en los que vivimos y trabajamos?
Unos arquitectos crean un método para medir la salubridad de los espacios
Los urbanitas, que ya son el 50% de la población mundial, pasan en torno al 90% de su tiempo en espacios interiores, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. La concentración de elementos contaminantes que hay a cubierto en algunos casos llega a ser cinco veces superior a la de los ambientes exteriores. Estos datos llamaron la atención del estudio de arquitectura barcelonés PMMT, que puso en marcha un proyecto de investigación para lograr que los edificios sean verdaderamente saludables. Tres años de trabajo después, el resultado es Friendly Materials, un método para evaluar cómo los materiales utilizados en la construcción afectan a la salud de las personas.
Algunas de las superficies con las que entramos en contacto, como mesas, barandillas o pomos, son menos dadas que otras a cobijar bacterias.
“Nuestro sistema tiene en cuenta las diversas capas de elementos constructivos que entran en contacto con la gente”, explica Rita Barata, la arquitecta que ha codirigido el estudio. Para ello, Friendly Materials se sirve de un algoritmo que tiene en cuenta hasta 30 factores de influencia ordenados en cuatro grupos: substancias químicas, materiales, sistemas constructivos (por ejemplo, ladrillos o tuberías) y espacios interiores.
“Una baldosa de porcelana, por ejemplo, puede tener arcilla con amianto o plomo. Pero aunque esté libre de ellos, los adhesivos o el mortero que se empleen en la construcción pueden no ser limpios”, ilustra Patricio Martínez, socio fundador de PMMT. De la misma forma, algunas de las superficies con las que entramos en contacto, como mesas, barandillas o pomos, son menos dadas que otras a cobijar bacterias. Las llamadas pinturas fotocatalíticas, por su parte, liberan una sustancia que limpia el aire cuando les da el sol. Todo eso, asegura Martínez, hay que incluirlo en la ecuación.
La calidad del aire interior de un edificio puede alterar tanto la salud física como mental de sus ocupantes. A ello contribuye la composición de los materiales que nos rodean. Ya existían certificaciones sobre el uso de sustancias químicas en la construcción. La innovación del estudio de la calidad de los interiores ideado por estos arquitectos catalanes reside en que miden cómo se combinan los distintos elementos constructivos y su evolución durante la vida útil del edificio. El resultado es una fotografía muy completa, tal y como se reconoció en el CleanMed Europe 2016 celebrado en octubre en Copenhague, un congreso de sostenibilidad e industria sanitaria coorganizado por las Naciones Unidas.
“Nuestros análisis tienen en cuenta todos los elementos mesurables que pueden afectar a la salud”, sentencia Barata. El resultado se presenta en forma de porcentaje. “Un 70% sería un valor altísimo para una vivienda, mientras que un quirófano debe tener un 100%”, señala.
Las llamadas pinturas fotocatalíticas liberan una sustancia que limpia el aire cuando les da el sol.
Una de las aplicaciones que puede tener el método de Friendly Materials, explica Martínez, es relativizar los niveles de exigencia. “Los requisitos de salubridad de un pavimento no deberían ser los mismos en una guardería, donde los niños gatean, que en un taller mecánico”, indica.
- Estudios a marcas y oficinas
Hasta el momento, PMMT ha recibido el encargo de varias marcas de materiales de construcción para ser auditadas. “Creíamos que serían reticentes, pero estamos comprobando que quieren usar nuestras clasificaciones como un método de benchmarking”, abunda el socio director del estudio. También están realizando análisis para oficinas y equipamientos públicos.
La experiencia del estudio PMMT en el desarrollo de hospitales y centros médicos en España, África y América les ha ayudado a desarrollar un método que examine la salubridad de los espacios. “Nuestro objetivo sería lograr que Friendly Materials se convierta en una especie de sello de garantía de salubridad en la construcción”, concluye Martínez.