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Informe de la Comisión

Bruselas entona el mea culpa tras el ‘brexit’ y esboza la reforma de la UE

La CE publica un Libro Blanco como anticipo a sus iniciativas sobre la adaptación de la política económica, social y de defensa a partir de 2019

El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker. REUTERS
El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker. REUTERSREUTERS

La Comisión Europea publicó hoy un Libro Blanco para abrir los debates sobre el futuro de la Unión Europea tras la salida del Reino Unido, un documento que reconoce la pérdida de apoyo de la opinión pública a un club que con el brexit sufre la primera escisión en sus 60 años de historia.

Bruselas quiere aprovechar 2017, un año plagado de citas electorales (Holanda, Francia, Alemania...) para reflexionar sobre el futuro de una Unión que, según reconoce el Libro, ha decepcionado a muchos europeos que “dudan de su valor añadido” y consideran que “no estuvo a la altura de las expectativas al enfrentarse a la peor crisis financiera, económica y social de su historia desde la postguerra”.

A la espera de que se despeje la incógnita electoral sobre los Gobiernos de Berlín y París, Juncker planteará en los próximos meses “documentos de reflexión” sobre el futuro de la zona euro, del sector financiero, de la industria de defensa y de la llamada “dimensión social” de la UE, apartado que podría incluir un seguro de paro europeo y un criterio sobre el salario mínimo en todos los países socios.

Bruselas confía en que esos textos sirvan de base para que la cumbre europea de diciembre de este año siente las bases sobre un posible relanzamiento de la Unión tras la salida definitiva de Reino Unido en marzo de 2019. De momento, el Libro Blanco impulsado por el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, ya enmarca las posibles alternativas, detalladas en cinco escenarios que se resumen en dos callejones inviables, el salto hacia una federación y la renacionalización de competencias; y una salida a través de una Europa a la carta o a varias velocidades.

Juncker se resistió ayer a dar su aval a ninguna de las opciones, pero descartó la que apuntaría a convertir a la UE en un mero mercado interior sin ninguna política común en materia de migración, seguridad o derechos de los ciudadanos.

El presidente de la Comisión también pidió que se aborde el debate con realismo para dejar de dar la impresión de que Bruselas puede resolver problemas sobre los que apenas tiene competencias, como el paro o la falta de inversión. “Dejemos de prometer la luna cuando solo podemos ofrecer un telescopio”, pidió Juncker

La Comisión también parece resignarse a una reducción de las competencias compartidas a nivel europeo, aunque a cambio de ganar poder en las áreas compartidas como comercio, seguridad, gestión de fronteras o defensa.

Bruselas también se hace eco de la propuesta de Berlín de una disgregación parcial del club, para permitir que grupos diferentes de socios avancen en ciertas áreas sin esperar al apoyo unánime del resto.

El grupo Popular del Parlamento Europeo calificó el Libro Blanco elaborado por Juncker “como un buen punto de partida”. Los socialistas acusaron al luxemburgués “de falta de coraje” por no atreverse a apostar por “más Europa”.

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