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Crisis corporativa

La potente imagen de los Óscar, en entredicho

El gran damnificado del lío de los sobres es el film ganador, ‘Moonlight’

El equipo de 'Moonlight', tras conocerse el resultado definitivo.
El equipo de 'Moonlight', tras conocerse el resultado definitivo.

Nunca antes en la historia de los Óscar la gran damnificada de la noche había sido la película ganadora. La edición 89 de la gala albergó el fallo más clamoroso de la trayectoria de la Academia de Cine estadounidense, cuando tras anunciarse el Óscar a la mejor película para La La Land, el escenario se colapsó. De repente, el Dolby Theatre vivió un insólito revuelo de varios minutos, caras de estupefacción y algún que otro agradecimiento de los recién galardonados. Hasta que dos productores del musical, Jordan Horowitz y Marc Platt, se saltaron todo el protocolo y anunciaron a todo el planeta que ellos no eran los ganadores, que la estatuilla al mejor filme iba para Moonlight. Estupefacción. El teatro en pie. Los actores Warren Beatty y Faye Dunaway, sin ser conscientes de ello, acababan de hacer historia: habían concedido el gran premio de la noche a una película que no era la ganadora, y con ello le habían arrebatado a Moonlight su gran momento de gloria, el de recoger el preciado galardón. Son los triunfadores, pero en realidad han perdido mucho. Si el mundo del cine vive de la imagen, un error les arrebató la triunfadora instantánea a los protagonistas de este drama sobre el colectivo gay afroamericano.

Pero no solo Moonlight fue la perjudicada. Según explica el director de la oficina de Román y Asociados en Barcelona, Xavi Ribó, “quienes salen al escenario a comerse el mundo tras haber ganado un premio que finalmente no han obtenido también sufren un importante revés. Es una especie de humillación, de varapalo”. Además, en opinión de este experto, el golpe a Moonlight no es tan fuerte, ya que “a priori no era la favorita para llevarse el premio y, gracias a este episodio, todos sabrán que ha ganado”.

La trayectoria y marca de la Academia de Cine de EE UU pesa más que el error cometido

De todos los protagonistas de la noche, sorprendentemente, la menor afectada es la propia academia, de la que se puede extraer una valiosa lección en el mundo de la empresa: “Tras un error, lo principal es admitirlo, analizarlo, buscar culpables y pedir perdón. Esto es lo que ha hecho la propia organización”, apunta Ribó, quien añade que la imagen, prestigio y trayectoria de la academia de cine, pesa más que el fallo, “por lo que el error se le perdonará y no irá a más”.

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Es lo que opina también el profesor de estrategia de ESIC, Javier Rovira, quien afirma que la imagen de los Óscar es tan potente como marca que el desprestigio no irá a más. Todo quedará en una anécdota que se olvidará enseguida. “Es una ceremonia que se celebra de año en año, y que durará lo que duren los memes de internet. Son unos premios que son un fenómeno mundial, con una gran cuenta corriente emocional a la que se le perdona todo”, afirma este experto, aunque advierte que también es necesario que la organización ofrezca una serie de explicaciones para aclarar lo sucedido. Dicho esto, afirma que todo el mundo esperará a que llegue la próxima edición para volver a revivir la magia del cine. “Los Oscar han ayudado también a que España tenga una gran fiesta del cine español. Es un gran escaparate para las marcas”, añade Rovira.

Por el momento, la auditora encargada de custodiar y entregar los sobres, PwC, ya ha pedido disculpas. Ahora, según los expertos, y para cerrar el capítulo, le toca el turno a la academia.

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