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Política comercial

China, el mayor beneficiado del proteccionismo de Trump

Los economistas avisan que la OMC impide poner aranceles superiores al 15% por un tiempo superior a 150 días

El presidente chino Xi Jinping
El presidente chino Xi Jinping Reuters

Recuperar la industria y el empleo que se ha perdido en las dos últimas décadas en EE UU y que se ha deslocalizado a México y China. Establecer aranceles a las importaciones de esos países, en algunos casos del 35% para frenar la salida masiva de compañías norteamericanas. Salirse de la Organización Mundial de Comercio al considerar que no beneficia a sus intereses. Desligarse del pacto firmado en París para frenar el impacto del cambio climático. Acabar con las prácticas fraudulentas de la UE, China y Japón para devaluar de forma artificial sus divisas. Son solo algunas de las promesas que ha realizado el nuevo presidente de EE UU, Donald Trump, en sus dos primeras semanas de mandato, que han provocado incertidumbre sobre el impacto que su política económica puede tener en la economía y en el comercio mundial.

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Cuatro economistas participaron ayer en una mesa redonda por IMF Business School en Madrid y advirtieron que si todas las amenazas se convierten en realidad, puede producirse una recesión mundial. Todos ellos coincidieron, sin embargo, que hay muchas de ellas que no podrá cumplir pese a que esa sea su voluntad. “No puede poner aranceles superiores al 15% y por un tiempo superior a 150 días. Si lo hace tendrá que abandonar la Organización Mundial del Comercio”, advirtió Lorenzo Dávila, director del departamento de Investigación de IMF. “Tampoco pueden abandonar el pacto del clima firmado en Paris ya que las cláusulas les obligan a permanecer los dos primeros años del tratado (de 2020 a 2022)”, precisó Ramón Tamames, catedrático de Estructura Económica. “No tiene infraestructura para recuperar el empleo y la industria perdida. Al menos tardaría uno o dos años”, asumió el analista Juan Ignacio Crespo. “Si impone aranceles como sucedió tras la Gran Depresión (pasaron del 30% al 80%) y se mantuvieron así durante diez años, estamos encaminados hacia una recesión mundial”, apuntó Félix López Martínez, economista experto en negocios internacionales.

Todos coincidieron en dos cuestiones. La primera es que tendrá que poner en marcha un plan B. Y parte de ese programa, tal y como desveló Crespo, podría pasar por la reforma fiscal diseñada por el republicano Paul Ryan, en la que se suprime el impuesto de sociedades, uno de los más elevados del mundo, y a cambio se aplicaría por primera vez en la historia estadounidense el IVA. Este tributo no se aplica sobre las exportaciones, pero sí sobre las importaciones, por lo que podría ser considerado como una forma de arancel. El actual gobierno republicano defiende que al no imponerse en la actualidad gravámenes a las importaciones, EE UU estaría financiando al resto de países. La segunda coincidencia se refiere a que, si finalmente hay una guerra comercial entre China y EE UU, China será el gran beneficiado y EE UU uno de los más perjudicados. “China va a ser la gran potencia mundial. Ya tiene 240 millones de personas situadas en la clase media y en diez años tendrá 320 millones, tantos como toda la población de EE UU. China puede vivir sin EE UU, pero no sé si al revés”, apuntó Tamames. 

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