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May hace borrón y cuenta nueva

La 'premier' ha puesto las bases para que los inversores trabajen sobre el 'brexit'

La líder británica Theresa May, ayer al regresar al número 10 de Downing Street.
La líder británica Theresa May, ayer al regresar al número 10 de Downing Street.REUTERS

La primera ministra del Reino Unido acaba de adoptar el enfoque de un líder empresarial hacia cambios complejos. Los altos ejecutivos inteligentes a veces estrenan sus cargos tomando grandes provisiones contables contra los proyectos de sus predecesores. Eso hace tabla rasa, que las ganancias futuras tengan mejor aspecto, y le da a la escoba nueva un aire de decisión. La visión del brexit de Theresa May, esbozada ayer, podría tener un efecto similar.

Una forma de negociar la relación del Reino Unido con los otros 27 miembros de la UE sería empezar con el statu quo y recortar según lo que cada uno esté dispuesto a sacrificar. May ha propuesto lo contrario: cortar todos los lazos, y construir algo desde cero. Eso refleja la realidad. El Reino Unido no puede permanecer en el mercado único de la UE y tener lo que quiere: estar exento de la supervisión del Tribunal de Justicia, margen para negociar acuerdos comerciales independientes con países no europeos, y capacidad para limitar la migración con la UE.

La líder británica ha adoptado el enfoque típico de un alto ejecutivo hacia cambios complejos

La postura de May podría ayudarle a reparar sus credenciales como líder firme, que estaban quedando en cuestión por la preocupación generalizada de que no tenía un plan. La sociedad británica y los negociadores de la UE saben ahora que el Gobierno británico no se conformará con estar “mitad dentro y mitad fuera”. También fija expectativas: al dibujar el peor de los casos, hay posibilidad de mejora si la UE permite el acuerdo global de libre comercio que ella desea.

Como con todas las tablas rasas, hay peligro de que salga mal. Si los otros Estados rechazan cualquier tipo de acuerdo, la producción británica podría ser sustancialmente más baja en 2030 que lo que indica su tendencia de crecimiento actual, quizás hasta un 7,5% menos. A los exportadores de automóviles y el sector financiero del Reino Unido les reconfortaría conseguir el acceso al mercado único al que aspira May, pero está claro, quizás ahora más, que eso puede no materializarse.

Los inversores parecen divididos. La respuesta inmediata de la libra fue subir un 2,8% frente al dólar, pero las opciones sobre divisas todavía muestran una preferencia por vender la moneda británica. Al menos, May ha sentado las bases sobre las que pueden trabajar los inversores. Dado el reducido control que tiene sobre lo que sucederá después, es lo más útil que podía hacer.

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