Un director de orquesta para la responsabilidad corporativa
La Agenda de Desarrollo Sostenible focaliza la acción de RSC de las empresas
En 2015, dos hitos vinieron a transformar el discurso sobre la responsabilidad social corporativa. La adopción, por parte de la Asamblea General de Naciones Unidas, de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y el Acuerdo de París firmado por los 195 países miembros de la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21).
La consultora de comunicación Atrevia reunió a representantes de dos empresas firmantes del Pacto Mundial de Naciones Unidas, ambas del sector agroalimentario, una gran empresa, Mahou San Miguel, y otra pequeña, la cooperativa Coato, para debatir, junto a un representante del Pacto Mundial, sobre cómo implantan la RSC dentro de sus organizaciones tras la publicación de esos dos grandes acuerdos.
Ganar la confianza de los consumidores
Para las empresas es importante medir los marcadores de RSC, que permite ver la evolución, si bien Patricia Leiva reconoció la dificultad de segmentar cada una de las inversiones o actuaciones. “Pero no nos atascamos, porque si todos los departamentos tienen en mente cuál es el fin último (generar menos impacto en el medioambiente, generar valor para el entorno y tener conciencia social y una gestión ética del negocio), al final qué más da qué área o principio estás tocando”, aseveró.
Esta forma de actuar tiene al final un retorno, aseguró la directora de comunicación de Mahou San Miguel, en forma de confianza del consumidor. “Saber que haces las cosas responsablemente va a tener cada vez más peso en las decisiones del consumidor”.
Para Ángel Pes, presidente de la Red Española del Pacto Mundial en representación de CaixaBank, la suma de estos dos grandes acuerdos es lo que configura la Agenda de Desarrollo Sostenible para 2015-2030, “son realmente un punto de referencia que marca un antes y un después”. De tal manera que hasta 2015 “el discurso de la responsabilidad corporativa tenía un componente muy voluntarista, respondía a una cuestión de principios, pero sin ningún director de orquesta”, señaló Pes.
La Agenda de Desarrollo Sostenible “focaliza mucho más el contenido de lo que es una actividad responsable. Ahora hay 17 principios con 169 metas. Se ha creado un marco mucho más preciso, que da un contenido mucho más medible y tangible a lo que hasta ahora se venía llamando responsabilidad corporativa”, explicó el presidente de la Red Española. Pero la propia dimensión del proyecto exige para que sea viable un compromiso “muy directo de los Gobiernos, que son los que firmaron, y muy especialmente del sector privado”, que habrá de hacer un esfuerzo “para aterrizarlo” cada una en su empresa.
Una tesis que corroboró José Luis Hernández Costa, presidente y consejero delegado de Coato. “Esto no es solo cuestión de Gobiernos, sino que tiene que implicar al sector privado, como así vino a empoderarnos el propio Ban Ki-moon”, resaltó Hernández Costa, que precisó que en su caso son una cooperativa que, “por definición y por su propia estructura, son empresas socialmente responsables, por lo que para nosotros es más fácil”.
No obstante, los principios y las metas de la Agenda de Desarrollo han llevado a la cooperativa a profundizar en sus objetivos, focalizados sobre todo en temas medioambientales. Así, cuando se habla de agricultura sostenible, “nosotros somos la empresa a nivel europeo con más superficie de agricultura ecológica. Dos terceras partes de nuestras 21.000 hectáreas de cultivo, 14.000 hectáreas, están reconvertidas en la agricultura ecológica”, afirmó.
Y a propósito del cambio climático, “la capacidad de efecto sumidero de CO2 de los cultivos ecológicos es el doble que los convencionales”, remarcó el presidente de Coato. Con respecto a la lucha contra la deforestación, “creemos que hay mucho que hacer los que además hacemos agricultura ecológica, produciendo dentro de parques naturales, para mantener la biodiversidad, mantener especies y la diversidad biológica”. Finalmente, la cuestión de los derechos humanos y derechos laborales “es algo que tenemos interiorizado. Tenemos unas 250 personas trabajando directamente, aparte del empleo indirecto de los socios, y el 72% son mujeres. Además, el 31% de nuestra plantilla son inmigrantes”. “Nosotros, modestamente, como pyme, somos un poco testimonio de que esto no es solo cuestión de Gobiernos ni de grandes empresas, sino que implica a todos”, concluyó Hernández Costa.
Patricia Leiva Asenjo, directora de comunicación y relaciones institucionales de Mahou San Miguel, coincidió en señalar que los objetivos y las metas de la Agenda de Desarrollo enfocan mucho la interpretación de los grandes conceptos. “Nosotros somos miembros del Pacto Mundial desde 2009, pero venimos haciendo RSC desde mucho antes, hemos cumplido ya 125 años. Cierto que anteriormente estaba enfocada a temas sociales, pero existía el embrión de hacer las cosas responsablemente”, destacó la ejecutiva de Mahou San Miguel.
El gran descubrimiento que Mahou San Miguel ha hecho en el tema de la RSC, según Leiva, es la capacidad de influir en aquellos con los que trabaja, “extender la RSC a la cadena de valor”. “El 95% de las compras que hacemos son a proveedores españoles, unos 800 de gran tamaño y hasta 5.000 si sumamos los muy pequeños proveedores. Si somos capaces de extender los principios del Pacto Mundial, dándoles una pista de cómo pueden trabajar, podemos tener un gran impacto”, remarcó.
Leiva señaló que esa extensión de la RSC no solo se hace a un primer nivel, el de cumplir formalmente las leyes, por ejemplo, sino que se extiende a un segundo, tercero o cuarto nivel: qué hacen más allá del cumplimiento formal. “Y cuando saltan las alarmas y alguna no cumple ese segundo paso, tratamos de orientarla”, apuntó. Así, “hemos desarrollado un programa de formación junto con Pacto Mundial, Avanzamos Juntos, que pretende dar herramientas a esas empresas, en su mayoría pymes, para poder desarrollar aquello que necesitan para tener una RSC ordenada”, explicó la directora de Mahou San Miguel.
Conforme a lo debatido y desde el punto de vista del sector privado, Ángel Pes concluyó que el discurso de los objetivos de desarrollo encaja muy bien con el lenguaje de la empresa porque un elemento implícito en el programa es ser más productivo. “Todos los ejemplos tienen un denominador común: conseguir los mismos efectos consumiendo menos recursos”.
El papel relevante del sector financiero
La Agenda de Desarrollo Sostenible tiene una indudable dimensión financiera, como destacó Ángel Pes, presidente de la Red Española del Pacto Mundial, que afirmó que habrá que movilizar billones de euros para conseguir que los objetivos se realicen.
Pes, en calidad de subdirector de CaixaBank, expuso que esta entidad financiera reformuló el año pasado su plan director de RSC para incorporar el discurso de los objetivos de desarrollo a su actividad. Y lo localizó en tres aspectos. En primer lugar, favorecer la inclusión financiera, “cuya iniciativa más importante es la provisión de microcréditos”. “Es un tema importante para nosotros, porque desde nuestros orígenes como caja de ahorros ya estuvimos trabajando en esta dirección”, reconoció.
Un segundo aspecto ha sido “incorporar a los análisis de las operaciones financieras la evaluación de los riesgos sociales y medioambientales que se plantean en las operaciones”.
Y por último, desarrollar productos financieros que apoyen la financiación de iniciativas que contribuyen a cumplir algunos de los objetivos de desarrollo, “sobre todo los relacionados con el medioambiente y los que supongan una innovación social, todo lo relacionado con la economía colaborativa”.