Álvarez: “A los bancos ya no les da miedo entrar en el teatro”
Luis Álvarez, es productor y director del Teatro de Príncipe Pío
Recién llegado de Nueva York, donde ha pasado los últimos días de Navidad trabajando en Broadway, Luis Álvarez (Madrid, 1972) aterriza en su ciudad natal para seguir dando forma al proyecto de remodelación de la Estación del Norte. Ha pasado algo más de un año desde que su idea ganase el concurso, frente a otras 12 grandes empresas, para reestructurar la antigua estación de tren, a un muro de distancia de la actual estación de Príncipe Pío, y abandonada desde hace casi 30 años. La antigua terminal de la que antes partían trenes acogerá, según lo previsto, un teatro con capacidad para 1.100 personas. Adif, la firma promotora del concurso, valoró la esencia cultural de las iniciativas. Por eso, junto al graderío, la nueva estación proyectará también On Bank, el primer banco de teatro de España.
Pregunta. ¿Hacía falta un banco de teatro?
Respuesta. La crisis trajo una situación nueva. Había muy buenas ideas, pero no había ni capacidad, ni financiación, ni estructuras que materializasen estos proyectos. Me fijé entonces en el caso del profesor Muhammad Yunus, quien en 1983 lanzó un proyecto para diseñar un sistema de crédito que pudiera otorgar servicios bancarios a los más pobres de Bangladesh. Esta idea ganó más adelante el Premio Nobel de la Paz. Yo pensé lo mismo: el teatro puede no tener crédito, pero sí credibilidad. A falta de dinero, este banco coge el talento como aval principal.
P. ¿Cómo funciona el proyecto?
R. Partimos de la base de que nuestro negocio, si está bien gestionado, es rentable. Por eso valoramos los proyectos que nos presentan y si el comité de aprobación les da el visto bueno, se les presta el dinero para sacar la idea adelante. Fueron varias entidades las interesadas, y finalmente Bankia apostó por la iniciativa. Nuestra idea, con una financiación de 10 millones de euros, es lanzar 100 espectáculos en los próximos 10 años.
P. ¿Fue fácil convencer a los bancos?
R. Había un problema, y es que el teatro, la cultura en general, estaba en el apartado que las entidades catalogaban como lista roja, aquella en la que no podían entrar porque estaba mal visto que se metiesen en ellas. Pero a los bancos ya no les da miedo entrar en el teatro, porque hoy por hoy, este tipo de iniciativas son las que necesitan las productoras.
P. ¿Por qué?
El teatro ha sido elitista, pero poco a poco lo hemos democratizado y convertido en popular
R. Hay ideas muy buenas, pero muchas se ven con el problema de no contar con un departamento de giras, legal, de marketing, financiero... Nada que les enseñe, por ejemplo, cómo beneficiarse de los incentivos fiscales del 20% en el mundo del teatro. Nosotros, además de apoyarles económicamente, ayudamos a que todo sea más fácil. Y a que el sector avance y se vaya consolidando.
P. ¿Se ha perdido talento en el sector?
R. Ha sucedido, y sigue sucediendo, igual que en el mundo de la empresa. Se estima que solo el 2% de la población es emprendedora. Un emprendedor es quien tiene una idea y la lleva adelante, independientemente de si sale bien o mal. En las compañías, como en el teatro, muchos profesionales no se han decidido a arriesgarse por los miedos y las limitaciones, tanto internas como externas.
P. Encontrar un buen escenario suele ser una de esas limitaciones.
R. Por eso, además de potenciar el talento acompañando y fortaleciendo a los proyectos que llegan al banco, también daremos la oportunidad de representar las obras en la futura estación. Es también una forma de democratizar el sector desde dentro.
P. ¿Ha sido el teatro elitista?
R. El sector se dirige hacia el objetivo de facilitar que se consuma la cultura de la forma más barata posible. El teatro ha sido elitista, como también lo eran otros servicios, como el turismo, que si antes costaba una fortuna, ahora da la posibilidad de poder viajar a bajos precios. Hemos ido convirtiendo el teatro en algo popular, cercano al pueblo. Y es ahí a donde nos dirigimos, a mejorar el servicio del cliente, abaratando costes sin bajar la calidad. Hemos sido, por ejemplo, la primera productora en lanzar una aplicación que haga más fácil la compra de entradas.
P. ¿Cómo se une el teatro, tradicionalmente clásico, con la tecnología?
R. El público medio tiene entre 35 y 50 años. Es un usuario tecnológico. Por eso estamos obligados a digitalizar el sector en la medida de lo posible, como hacer más cómoda la compra y el acceso a los contenidos. Por otro lado, nuestro producto parece que no puede enlatarse ni digitalizarse. Dicen que no tenemos que preocuparnos en ese aspecto, porque lo que hay en el escenario es inigualable. Yo no lo tengo tan claro, puede llegar el día en el que un robot te haga llorar y sentir como un humano. Hasta entonces, habrá que esperar.
“El sector va hacia la industrialización”
Buen conocedor del mercado estadounidense, Luis Álvarez se atreve a elucubrar hacia dónde debe dirigirse el teatro español. “Allí, por poner un caso, es posible que las promotoras vean en tiempo real el tirón que tiene una determinada obra, para poder subir o bajar el precio de las entradas”, explica.
En España no está permitido hacer algo similar, al menos por ahora. No obstante, esta industrialización es necesaria y vital para el sector. “Estos mecanismos son uno de los responsables de que en Broadway, por ejemplo, en una semana puedan sumar un beneficio de 49 millones de dólares”. Lo mismo ocurre, cuenta, con los seguros para los profesionales, “ya que si uno tiene un accidente durante un espectáculo y debe darse de baja, no cobra”. Aún queda mucho camino por recorrer, pero el banco del teatro, asegura, es un paso importante para poder hacer piña y, poco a poco, modernizar el teatro.