Cómo afianzar un buen clima para invertir
Los inversores internacionales miran con otros ojos a España en este 2017
Los inversores internacionales miran con otros ojos a España en este 2017. Esa fue una de las conclusiones más claras del Spain Investors Day, la doble jornada en la que fondos internacionales contactan con empresas e instituciones españolas, que se celebra ayer y hoy en Madrid. España ha superado una parálisis política que retraía al capital exterior, a pesar de que la economía resistió con una sorprendente fortaleza este largo año de interinidad. No es que se hayan despejado todas las incógnitas: un Gobierno en minoría puede pasar apuros para conducir la economía, más aún si la oposición le fuerza a dar marcha atrás en aspectos clave de su estrategia. Ese es el gran temor de los inversores, por el que preguntaron ayer al ministro de Economía, Luis de Guindos. Este replicó señalando algunas líneas rojas: sería un gran error y una mala señal a los mercados revertir reformas como la laboral, dijo. Pero destacó que el entendimiento con los demás grupos es mejor de lo esperado porque, admitió sin tapujos, a nadie le interesaría ir ahora a elecciones anticipadas. Cobra fuerza la idea de que esta legislatura no será corta ni estéril.
España gana puntos como destino de la inversión por dos motivos claros. El principal es que es una economía en plena recuperación (tras una grave y prolongada crisis), con el crecimiento del PIB por encima del 3%, el empleo al alza a buen ritmo y los desequilibrios más preocupantes (como el déficit público) en camino de corrección, aunque sería muy precipitado dar por cumplidos los objetivos. El segundo motivo es que en términos de estabilidad política ahora el país sale bien parado en comparación con los demás. Si hace un año el fantasma de unas terceras elecciones en España preocupaba al mundo económico, ahora los temores se dirigen a países como Francia, Alemania y Holanda, donde grupos ultras o eurófobos están en auge. Eso sin contar con el complejo camino hacia el brexit, y del temor al rumbo de la política en los EE UUde Donald Trump. El brexit es una mala noticia para Europa, luego lo es para todos, pero abre algunas oportunidades de atraer a España parte del negocio financiero que escape de la City.
Sería un error lanzar las campanas al vuelo. La situación política en Francia, Holanda y Alemania podría normalizarse tras las elecciones; un brexit duro dañaría más que beneficiaría a España. La tarea crucial está en manos de las fuerzas parlamentarias, que tendrán que ser capaces de mantener, con las correcciones que sean razonables, las bases sobre las que se sostiene la recuperación económica, empezando por los Presupuestos. Y demostrar a la comunidad internacional que un mapa político fragmentado es una oportunidad para lograr grandes consensos sobre las reformas, algunas ineludibles, que siguen pendientes.