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Entrevista con Andres Romero Peña, Director General de SANTA LUCÍA

¿Cómo se debe digerir una crítica?

De forma absolutamente reflexiva. Toda crítica, sea de la naturaleza que sea, buena o mala hacia nuestra actuación, personal o profesional, y venga de donde venga, encierra una valoración que no se debe desdeñar o desperdiciar, ni mucho menos menospreciar. Es una oportunidad que, bien aprovechada, se puede convertir en una ventaja.

Póngame un ejemplo de integridad que le sirva de referencia

En el plano personal, sin duda alguna, mi padre. Falleció muy joven, con 48 años. Yo era un adolescente de 15 años muy apegado a él, en un momento en el que intentas buscar referentes en tu vida. Me inculcó todos aquellos valores -incluidos el de integridad, honestidad y humildad-, que han marcado y me han acompañado en toda mi trayectoria personal y profesional. Intentó todos los días ser fiel a esos valores y a su recuerdo.

¿Es bueno ser líder y ser humilde? ¿Cómo no pecar de falsa humildad?

En mi opinión, la humildad, entendida como el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades, ser consciente de ello y obrar de forma consecuente con ello, es una condición indispensable e imprescindible en el liderazgo moderno.

Desde siempre he sentido gran atracción por la cultura de la Roma Clásica, como referente de gran parte de las instituciones políticas y sociales de las que somos herederos, muchas veces sin ser conscientes de la importancia de tal legado. Precisamente, una peculiar tradición romana era aquella que se representaba cuando un general victorioso en alguna campaña militar desfilaba triunfal por las calles de Roma. Montado en una cuadriga, iba acompañado de un esclavo que sostenía sobre su cabeza una corona de laurel y se encargaba de recordarle las limitaciones de su condición humana: "Respice post te! Hominem te esse memento!" (Mira hacia atrás y recuerda que solo eres un hombre).

Recordar con humildad esa condición humana, es la forma de no incurrir o pecar de falsa humildad. Debemos ser conscientes de nuestras propias limitaciones y debilidades, y actuar supliendo esas carencias con las capacidades que podemos encontrar en el trabajo colectivo o de equipo.

Seleccione las tres cualidades que mejor definen su estilo de liderazgo:

Visión estratégica, Ambición por nuevos retos, Comunicación.

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