El Banco Mundial augura un repunte en los emergentes
Prevé un repunte del crecimiento mundial hasta el 2,7% en 2017, gracias a la apreciación del petróleo y los estímulos fiscales en EE UU
El Banco Mundial certificó que el PIB mundial habría tocado suelo el pasado ejercicio al incrementarse tan solo un 2,3%, el nivel más bajo desde que estalló la crisis en 2012. El organismo perteneciente a Naciones Unidas actualizó ayer sus previsiones económicas y certificó el mal comportamiento de las economías desarrolladas durante el pasado ejercicio, en el que crecieron un 1,6% anual frente al 2,1% del año anterior. El desplome de la inversión y la debilidad del comercio mundial están, según el Banco Mundial, detrás de ese menor crecimiento. A ello se unió la desaceleración en las economías emergentes, lastradas por el mal comportamiento de Latinoamérica, que profundizó su recesión con una caída del PIB del 1,4% anual tras registrar otra del 0,6% en 2015. Otra región emergente que sufrió una corrección el pasado ejercicio fue Oriente Medio, en la que el avance del PIB se redujo cinco décimas desde el 3,2% de 2015 al 2,7% de 2016. La rebaja del precio del petróleo y el impacto que ha tenido en las cuentas de productores como Arabia Saudí o Irán.
El panorama que dibuja el Banco Mundial para 2017 es radicalmente diferente, con un repunte del crecimiento hasta el 2,7% anual. Los países desarrollados subirían un 1,8%, dos décimas más que en el anterior ejercicio, gracias al repunte que experimentará EE UU (avanzará seis décimas más de lo registrado en 2016), mientras que los emergentes pasarán de aumentar un 3,4% en 2016 al 4,2% en 2017. Todos los grandes países que componen este segundo grupo registran mejorías respecto a 2016. Especialmente significativo es el caso de los exportadores de materias primas, que pasan de un pírrico 0,3% a un 2,3%, gracias a la recuperación del precio del petróleo. El barril de brent, de referencia en Europa, ha pasado de tocar mínimos históricos en enero de 2016 (25,5 euros a finales de enero) a duplicarse un año después. Esa apreciación tendrá un efecto balsámico en países productores como Arabia Saudí, que pasará de crecer un 1% en 2016 a un 1,6% en 2017, o de Irán, que avanzará un 5,2% anual este año frente al 4,6% del ejercicio anterior. El impacto más positivo, sin embargo, se producirá, en Nigeria, en el que se pasará de una caída del PIB del 1,7% en 2016 a una subida del 1% doce meses después. La recuperación de las materias primas alimentarias impulsará a la economía brasileña, que volverá a crecer un 0,5% tras encadenar dos años consecutivos de desplome económico (-3,8% y -3,4% en 2015 y 2016, respectivamente).
El informe apunta también a que existen riesgos a la baja que pueden llevar a revisar a la baja el escenario planteado para 2017. En primer lugar destaca la incertidumbre existente en EE UU tras la elección de Donald Trump como presidente o la victoria del Brexit en Reino Unido, lo que a su juicio, puede provocar la eclosión del proteccionismo y un crecimiento potencial más reducido. “Algo que se podría corregir si finalmente se aprueban los estímulos fiscales anunciados por Donald Trump para la inversión pública”.