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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un mercado laboral que marcha a todo gas

La ministra de Empleo y Seguridad Social , Fátima Báñez.
La ministra de Empleo y Seguridad Social , Fátima Báñez. Efe

El motor del empleo en España se ha ido acelerando hasta adquirir una velocidad de crucero intensa, sólida y es de esperar que sostenible. Los adjetivos hay que atribuírselos al propio Ministerio de Empleo, que definía ayer así unos datos de afiliación y paro registrado que dibujan un mercado laboral que respira a pleno pulmón. Durante el año pasado, la economía española creó más de 540.000 empleos, lo que supone mantener un ritmo de crecimiento superior al 3% y hacerlo además por segundo ejercicio consecutivo. El combate contra el paro también batió récords, al anotarse el mayor descenso en un año de la serie histórica, con casi 391.000 desempleados menos. Todo ello ha permitido a España cerrar 2016 con 17,85 millones de cotizantes, lo que implica un ritmo de 1.500 nuevos empleos al día, como explicaba ayer con lógica satisfacción Fátima Báñez, ministra de Empleo. En total son ya 36 los meses consecutivos de incrementos de la afiliación, una vez descontado el efecto calendario.

Después del largo paréntesis de la crisis, durante el cual la economía española destruyó puestos de trabajo con una virulencia nunca vista, España ha vivido en materia de empleo un “trienio extraordinario” –son palabras ahora del secretario de Estado de Seguridad Social, Tomás Burgos–. Hace poco mas de un año, con una economía inmersa en un intenso y sostenido esfuerzo destinado a alimentar la recuperación, pocos apostaban –incluso, con la boca pequeña, desde el mismo Gobierno– por un cierre de año con medio millón muy largo de nuevos empleos, 7.500 más que en el extraordinario ejercicio anterior.

La salud que denota el grueso de las cifras de afiliación y paro aparece también cuando se diseccionan los datos y perfiles de los nuevos empleos. El reparto de esos puestos de trabajo entre los distintos sectores es heterogéneo, con la única salvedad de un sector financiero, que continúa destruyendo empleos. Se advierten también repuntes llamativos, como el de la construcción, que roza un 5% interanual y ejerce de tirón sobre la ocupación. El turismo continúa siendo un potente yacimiento laboral, con un ritmo de crecimiento del 7,5%, lo que explica que comunidades como Baleares y Canarias superen a otras comunidades autónomas.

La pregunta del millón ante datos como estos es durante cuánto tiempo podrá la economía española mantener este ritmo de creación de empleo. A día de hoy, el mercado laboral no ofrece síntomas de desaceleración o agotamiento, pero está por ver si ese músculo puede afrontar la tarea de absorber buena parte de los 3,7 millones de parados que siguen situando a España a la cabeza de los países señalados por el desempleo. Esa circunstancia explica que, aun con la buena evolución del mercado de trabajo, el paro siga siendo el principal problema para los ciudadanos españoles, según los datos hechos públicos ayer por el CIS; una preocupación que, lejos de disminuir, se ha fortalecido. En realidad, ello no debería extrañar en el marco de un país que ha dejado atrás una dura y larga crisis económica y tiene todavía por delante el reto de consolidar la actividad y proporcionar un empleo a casi cuatro millones de personas.

Entre las recurrentes críticas realizadas ayer por los sindicatos y las fuerzas de la oposición figuran las que aluden al elevado grado de precariedad del nuevo empleo. Los datos, sin embargo, dibujan un escenario diferente, en el que el crecimiento de la contratación fija –un 14% más que el ejercicio anterior– duplica al de la contratación temporal. Uno de los grandes retos de la recuperación es una mejora progresiva de la calidad del empleo y de la mejora de las condiciones contractuales en las relaciones de trabajo. Esa ecuación, sin embargo, no se reduce en ningún caso a la disyuntiva entre contrato indefinido o temporal, entre otras razones, porque existen sectores claves de la economía –es el caso del turismo– que demandan una elevada mano de obra concentrada en determinadas épocas del año. La lucha contra el fraude y el abuso en las contrataciones sí es una de las asignaturas pendientes que España tiene ante sí. Porque el objetivo debe ser crear empleo, pero hacerlo con eficacia, calidad y plenas garantías.

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