Saracho ya se sentó con los consejeros de Popular el día 21
González-Adalid fue el tercer candidato para presidir el banco, pero se descartó el día 29 de noviembre
Eran más de tres los candidatos para presidir Banco Popular. Emilio Saracho, hasta ahora vicepresidente mundial de JP Morgan, fue propuesto el pasado día 21 de diciembre por “unanimidad” por el consejo de administración de Banco Popular como presidente. Ese mismo día, y tras celebrarse esta reunión, Saracho ya compartió mantel y cubiertos con prácticamente todos los consejeros de la entidad en uno de los salones de Popular. Ese día también firmó una carta oferta en la que se incluían las condiciones de su contrato.
La ratificación de Saracho como presidente de la institución financiera se llevará a cabo en la junta extraordinaria de accionistas que se celebrará en la primera quincena de febrero. Hasta entonces, Ángel Ron seguirá como número uno de la entidad. Eso sí, Saracho ya ha comenzado a examinar el plan de negocios del banco y ya tiene una idea bastante aproximada de su situación. Y todo indica que, de momento, el objetivo es mantener independiente el banco y hacer subir su maltrecha acción.
No será hasta entonces, hasta que los títulos del banco recuperen fuelle, cuando pueda plantearse una operación corporativa si es provechosa para los accionistas, explican fuentes del mercado. En esta misma comida a la que asistió Saracho se habló del impacto que tendrá en las cuentas de resultados de este año la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre las cláusulas suelo. Popular deberá provisionar 334 millones de euros más ante el fallo negativo del TJUE sobre la contratación de las hipotecas con cláusulas. Esta cifra se suma a los 305 millones ya dotados con anterioridad.
El consejo también debatió sobre este impacto
La conclusión fue que aumentarán aún más las ya abultadas pérdidas con las que el banco cerrará el año, y que podrían ahora superar los 2.800 millones de euros. Pese a ello, el consejo ha cerrado filas al coincidir en que no se precisa una nueva ampliación de capital. No será necesario, los números rojos están cubiertos con la ampliación de 2.500 millones realizada en junio, pero en caso de que las pérdidas fueran superiores a las habladas la pasada semana, “Popular tiene capital suficiente para cubrirlas con él”, recalcan fuentes financieras.
Pero pese a la situación de debilidad de Popular, no le han faltado ni los novios para su fusión ni los novios para capitanear el barco. Hubo varios tanteos a potenciales candidatos para sustituir a Ron. Aunque el primero al que se le hizo una oferta formal fue a José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, pero su no rotundo desmoronó los planes de varios consejeros de la entidad.
Y es que el Banco de España había comenzado a presionar para que el consejo buscara al sustituto del actual presidente. Ron ya había puesto su cargo a disposición del consejo el mismo día que anunció la necesidad de abordar una ampliación de capital en mayo.
El inversor mexicano se dirigió a Manuel Pizarro, consejero ahora de El Corte Inglés, pero decidió descartar esta opción, que más tarde recuperaría la Sindicatura. Se habló con Emilio Saracho, vicepresidente mundial de JP Morgan, y accedió, e incluso habló con Ron para averiguar qué estaba pasando en el banco. Pero hubo un tercer candidato en la última semana antes de elegirse a Saracho: Antonio González-Adalid, exvicepresidente de Repsol y expresidente de Enagás, también fue un candidato firme.
Y fue entre ellos entre los que los consejeros de Popular tuvieron que elegir, aunque la candidatura de González-Adalid fue la primera de este trío en caer. No había pasado por un banco, y consideraron que el Banco Central Europeo tardaría bastante en darle el posible OK para ser presidente. De esta forma, el día 29 de noviembre quedaban dos candidatos Saracho y Pizarro. Se sometió a una primera votación y salió siete votos a favor de Saracho y cinco de Pizarro, aunque faltaban dos consejeros por votar, Ángel Ron y José Francisco Mateu (presidente y representante de la Sindicatura de accionistas en el consejo). Con ellos, el empate estaba servido.
Pero el Banco de España apremiaba para poner ya fin a la crisis interna. Ron debía dejar la presidencia. Si hubieran votado se hubiera producido un empate. Ante ello, Mateu y el consejero independiente José Ramón Estévez se pusieron manos a la obra para buscar una solución rápida que, además, convenciera a la otra parte del consejo, entre los que estaba Reyes Calderón o Antonio del Valle (representado en el consejo por Jaime Ruiz Sacristán. En menos de media hora habían logrado sumar más apoyos, como el de José María Arias (vicepresidente de Popular y anterior presidente de Banco Pastor), Vicente Tardía (consejero dominical representante de Allianz) e incluso de Ruiz Sacristán, con el que hablaban por teléfono.
El primer presidente propuesto fue Pizarro, pero en pocos minutos se cambió a Saracho. El acuerdo estaba alcanzado. Era el 30 de noviembre. Se comunicó al Banco de España, a la CNMV y al BCE. El Banco Central Europeo incluso estaba dispuesto a que el acuerdo se comunicara una semana después, pero fue la CNMV la que pidió que se anunciara al mercado inmediatamente, lo que se hizo a primera hora del día 1 de diciembre. Desde entonces, aseguran varias fuentes, no han existido maniobras para que Ron siguiera de presidente. Sabía que su destino era dejar el cargo tras firmar las cuentas de 2016. Ahora hay que esperar que se cumpla la incompatibilidad de tres meses de Saracho para que sea el nuevo presidente que, curiosamente, tendrá un sueldo mucho más bajo que el que recibía en JP Morgan. Estará cerca de los 2 millones de euros. Ron cobró en 2015 unos 1,47 millones.
Reto de España: ganar presencia en organismos internacionales
Ganar presencia e influencia en los distintos organismos internacionales que mueven los hilos de la economía y de la política a nivel global. Esa es una de las asignaturas pendientes de España. No es que sea un objetivo novedoso, pero parece que cada vez gana más adeptos y cada vez se detecta más la falta de representantes españoles en los principales organismos europeos o americanos. Este reto, de hecho, lleva tiempo encima de la mesa del Gobierno, de distintas instituciones públicas y privadas y de las empresas del país en general, pero puede que 2017 sea el año decisivo para dar el salto. Y es que, sobre todo, la banca se queja de la escasa influencia de España en el Banco Central Europeo (BCE), en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en otros organismos.
De momento, el primero que dará el salto a la presidencia de un organismo europeo en 2017 será Fernando Restoy, hasta ahora subgobernador del Banco de España. Restoy asumirá el 2 de enero la presidencia del Instituto de Estabilidad Financiera (FSI), un organismo internacional dependiente del Banco de Pagos Internacionales de Basilea (BIS), conocido como el banco central de los bancos centrales del mundo. Se convierte así en uno de los españoles mejor colocados en el mundo financiero internacional. El primero puede que sea Jaime Caruana, director general del BIS. Lo malo es que su mandato acaba en junio de 2017 y habría que intentar buscarle ya otro sustituto español.El también exsubgobernador del Banco de España José Viñals ha dejado recientemente su puesto de director de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales del FMI. Pero se puede preparar el terreno para posicionarse en el BCE, donde no hay representación en sus órganos de decisión. “España está infrarrepresentada en el BCE, pese a la importancia de su sector financiero”, explica un banquero. En 2018 saldrá su vicepresidente y la responsable del MUS, entre otros. Habrá que aprovechar para intentar que un español se siente en alguno de ambos puestos.