Infraestructuras para impulsar Occidente
Trump, Merkel y May podrían tener un punto de acuerdo en el gasto en obras públicas y privadas
El sector de las infraestructuras se va a poner emocionante. En 2017, la necesidad de gastar miles de millones de dólares, euros o libras para mejorar infraestructuras avejentadas, para impulsar la productividad y el crecimiento económico, podría hacer que sea una de las pocas áreas en las que se pongan de acuerdo Donald Trump, Angela Merkel y Theresa May. Pendiente desde hace tiempo, este auge dará un impulso nuevo a los valores del Viejo Mundo.
El S & P Global Infrastructure Index -que incluye 75 compañías globales- se ha mantenido estable durante la última década, con peor comportamiento que el Nasdaq y el S & P 500, en parte porque las empresas de mercados desarrollados han dependido demasiado de la construcción en los impredecibles mercados en desarrollo, como Asia y Oriente Medio.
Las empresas de mercados desarrollados han dependido demasiado de los impredecibles mercados en desarrollo
En 1980, la formación bruta de capital fijo, que incluye la inversión pública y privada en infraestructura, así como activos como edificios y terrenos, representaba más del 25% del PIB del G7. En 2014, esta medición había caído al 20%; Reino Unido, Alemania y EE UU, aún menos.
Eso podría estar a punto de cambiar, con la inversión prometida por Trump. Alemania también podría gastar más si Merkel es reelegida para un cuarto mandato. En noviembre el Reino Unido se comprometió a gastar 27.000 millones de euros adicionales en nuevas infraestructuras en los próximos cinco años.
Los proveedores no deberían empezar a contratar gente de forma indiscriminada. Esta inyección de dinero sólo llevará la inversión neta del sector público del Reino Unido al 2,3% del PIB, aunque eso es más que durante la mayoría de los últimos 30 años, y los planes de otros países aún no se han concretado. Debería permitir al menos que las empresas de infraestructuras recuperen parte de la brecha.