Mediaset, en la cresta de la ola
Podría ser difícil encontrar una salida a la guerra Berlusconi-Vivendi
Puede que las acciones de Mediaset estén en la parte alta de una montaña rusa. El valor del grupo se ha disparado ante la expectativa de que lo compre Vivendi, controlada por Vincent Bolloré. La falta de claridad sobre sus objetivos implica que la vuelta podría ser aún más movida.
Los accionistas han ganado gracias a Bolloré. Tras reñir con Silvio Berlusconi, accionista mayoritario de Mediaset, por un acuerdo fallido para comprar la televisión de pago, Vivendi ha ido acumulando más de un cuarto de las acciones de la compañía, elevando su valor en Bolsa más de un 60% desde mediados de mes. Los inversores aún podrían ganar más. Con su participación actual, Vivendi no puede controlar la empresa, en la que el grupo Fininvest de Berlusconi posee un 40%. Podría lanzar una opa o tomar el control, como hizo el año pasado con Telecom Italia, y dividir la empresa. O Berlusconi podría intentar adquirirla, probablemente con la ayuda de otros italianos.
El mercado ya está descontando en gran medida el valor del grupo
Supongamos que Mediaset pueda vender sus participaciones en las sociedades cotizadas Mediaset España y EI Towers con una prima del 35% sobre su valor antes de que comenzaran las compras de Vivendi. Valdrían 2.350 millones y 700 millones, respectivamente. La participación en el negocio de televisión de pago estaba valorada en unos 700 millones, según el fallido acuerdo de abril con Vivendi.
Por último, está el negocio no cotizado de la televisión en abierto. Los 180 millones de ebit previstos por Kepler Cheuvreux, con un múltiplo de 13 veces, darían un valor de 2.300 millones. Restando la deuda y añadiendo una prima del 35%, su valor sería de unos 1.800 millones. En total, Mediaset podría valer unos 5.700 millones o 4,8 euros por acción. Sin embargo, el mercado ya está descontando en gran medida ese valor, con 4,4 euros por acción. Y podría ser difícil encontrar una salida. Berlusconi podría conseguir un acuerdo con los que quieren mantener la empresa en manos nacionales. Bolloré podría estar más interesado en resolver los litigios con Berlusconi sobre su acuerdo fallido o simplemente tomar el control lentamente sin comprar participaciones minoritarias si el italiano se retira.