La justicia gala ve a Lagarde culpable de “negligencia” pero la exime de condena
El Tribunal de Justicia de la República le ha dispensado de cumplir la condena
Sorpresa mayúscula este lunes en los tribunales galos. Después de que la Fiscalía pidieran su absolución en el juicio oral celebrado la pasada semana, Christine Lagarde, actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha sido hallada culpable de “negligencia” en la gestión del llamado Caso Tapie durante su etapa al frente del Ministerio de Economía francés, según ha dictaminado hoy el Tribunal de Justicia de la República que, sin embargo, dispensa a la procesada de cumplir condena alguna.
El mazazo de los jueces en París no tardó en provocar un terremoto que se dejó sentir con fuerza en Washington, sede del organismo internacional, donde Lagarde aguardaba el fallo. “El directorio ejecutivo se ha reunido en ocasiones anteriores para considerar los acontecimientos relacionados con el proceso judicial de Francia”, admitió en un breve comunicado el director de comunicación del FMI, Gerry Rice, avanzando que el organismo volvería a “reunirse próximamente para analizar los acontecimientos más recientes”.
Juega a favor de Lagarde el hecho de el Tribunal francés decidiera no imponerle el cumplimiento de la pena por un delito que puede suponer hasta un año de prisión –que igualmente no cumpliría– y el pago de 15.000 euros de multa.
Los jueces, de hecho, decidieron que la condena ni siquiera figure en la ficha de antecedentes judiciales de la exministra dado que se trata de una “personalidad” con una relevante “reputación internacional”. A eso se aferró el abogado de Lagarde, Patrick Maisonneuve, al sostener que su defendida sale limpia del proceso, según dijo a la prensa, recoge Efe.
De hecho, Lagarde ha sido la primera responsable del FMI en cumplir un mandato íntegro en la última década después de que Dominique Strauss-Kahn, Rodrigo Rato y Horst Köhler renunciaran al cargo antes de concluir sus primeros cinco años por diversos motivos.
La sombra del caso Tapie viene persiguiendo a Lagarde desde que se posicionó para sustituir a su compatriota Strauss Khan al frente del FMI en 2011, aunque su origen es anterior. Data de 2008, cuando Lagarde, que acababa de hacerse cargo de un superministerio de Economía, Finanzas Industria y Empleo promovió un arbitraje para compensar al empresario Bernard Tapie, amigo del entonces presidente de la República, Nicolás Sarkozy, al que además había apoyado en su campaña.
El arbitraje determinó que Tapie, que en 1994 dejó la propiedad de Adidas en manos del banco semipublico Crédit Lyonnais para incorporarse como ministro al Ejecutivo de François Mitterrand, debía ser indemnizado por la venta de la firma con 404 millones de euros incluyendo 45 millones en concepto de daños morales a Tapie y su esposa, cuantía que el Tribunal ha considerado ahora disparatada.
Con todo, lo que la sentencia encuentra “negligente” por parte de Lagarde es no haber recurrido entonces el resultado del arbitraje “para evitar consecuencias tan nefastas” para las arcas del Estado. Según el veredicto, Lagarde no escuchó a los miembros su gabinete que le aconsejaban apelar, lo que habría ayudado al país a negociar una indemnización menor.
Así lo ha dictaminado el Tribunal de Justicia de la República, una instancia especial creada para juzgar a ministros y exministros por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, en el que participan tres jueces y una docena de parlamentarios (seis conservadores y seis progresistas). El caso ha involucrado también al actual presidente ejecutivo de Orange, Stéphane Richard, entonces jefe de gabinete de Lagarde, que rehusó declarar en el juicio.
Lagarde, que acababa de ser reafirmada al frente del FMI para el periodo 2016 a 2021 tras su primer mandato, pidió que se levantara su inmunidad para someterse a este juicio. Su abogado no descarta recurrir la sentencia ante el Tribunal Supremo.
La maldición del sillón de mando del Fondo Monetario
El resultado judicial del “affaire Tapie”, como se le conoce en Francia, contribuye a alimentar la leyenda negra del Fondo Monetario Internacional (FMI), sobre cuyo sillón de mando parece pesar una maldición en los últimos años. Lagarde, de hecho, ha sido la primera directora gerente en una década que completa su primer mandato íntegro después de que sus tres antecesores inmediatos renunciaran al cargo antes de un lustro, por motivos bien distintos. El alemán Horst Köhler abandonó el FMI en 2004 para competir por la presidencia de la República Federal de Alemania, cargo al que accedió y que conservó hasta 2010, cuando dimitió tras desatar la polémica defendiendo la presencia de tropas alemanas en Afganistán para proteger las rutas comerciales del país. Le sucedió en el FMI el exvicepresidente económico español Rodrigo Rato que abandonó la institución tres años después, alegando simplemente “razones personales”, para acabar presidiendo Bankia. Un rol por el que ha terminado en el banquillo de los acusados encarando una posible pena de cárcel por el caso de las tarjetas black y a la espera de ver si se le procesa por la salida a Bolsa de la entidad. Finalmente, Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI de 2007 a 2011, abandonó el cargo tras ser detenido por la supuesta agresión sexual a una camarera de un hotel de Manhattan, que se resolvió con un acuerdo. Luego se le enjuició, y absolvió, por proxenetismo. La Justicia gala dicta ahora que Christine Lagarde favoreció a un empresario en perjuicio del Estado en su etapa de ministra lo que plantea la duda de si al FMI le rodea una maldición o es momento de revisar el criterio de selección de sus responsables.