Christine Lagarde se juega su futuro ante los tribunales franceses
Todo apunta a que será absuelta, porque la Fiscalía no ha pedido que se le condene
La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, conocerá mañana la decisión del tribunal especial que juzga su presunta “negligencia” cuando era ministra de Economía de Francia en la concesión de una multimillonaria indemnización al empresario Bernard Tapie.
Aunque todo apunta a que será absuelta, porque la Fiscalía no ha pedido que se le condene y no hay ninguna acusación particular, Lagarde está pendiente del veredicto de tres jueces profesionales y de doce parlamentarios que componen la Corte de Justicia de la República, un tribunal para juzgar a los ministros por hechos cometidos durante sus mandatos.
En sus manos está la suerte de la directora del FMI, acusada de un delito de “negligencia” que en Francia puede ser penado con hasta un año de cárcel sin cumplimiento y 15.000 euros de multa. Aunque también es posible que los magistrados decidan reconocer su culpabilidad y dispensarle de pena.
En cualquier caso, Lagarde se juega su futuro al frente del FMI, cuyo comité director, compuesto por 24 miembros, espera en Estados Unidos para reunirse nada más conocer la sentencia.
La propia exministra tiene previsto viajar a ese país al término de la vista, que está programada a las 15.00 horas (14.00 GMT).
A lo largo de los cinco días que ha durado el juicio, que comenzó el pasado lunes, Lagarde ha tenido que escuchar varios testimonios que ponían en causa su actuación en el caso Tapie.
La entonces ministra, asesorada por sus colaboradores, accedió en 2007 a que fuera un arbitraje privado compuesto por tres personas el que decidiera la indemnización que debía pagarse al empresario por la venta de la firma deportiva Adidas por parte del banco Crédit Lyonnais, entonces público, al que había sido adjudicada tras su expropiación.
El que fuera director de la Agencia de Participaciones del Estado Bruno Bézard declaró que ya entonces sus servicios advirtieron de que dejar esa decisión en manos de tres árbitros privados comportaba “riesgos colosales e injustificados”.
Lagarde, por su parte, se defendió asegurando que lo ordenó así tras haber “analizado” los riesgos y valorado “las ventajas y los inconvenientes” de las diferentes soluciones propuestas.
La entonces ministra quiso acabar con un contencioso iniciado en los años 90 y que estaba siendo muy costoso en minutas de abogados para las arcas del Estado.
Un año más tarde, los árbitros tomaron una decisión que costó al erario público algo más de 400 millones de euros, incluidos 45 millones en concepto de reparación moral para Tapie.
Una decisión anulada posteriormente por la justicia ordinaria después de que se conociera que uno de los árbitros tenía relación profesional con el abogado de Tapie.
Una circunstancia que Lagarde aseguró desconocer, momento en el que reconoció que no tuvo en consideración “los riesgos de fraude” ligados a su decisión.
Bézard consideró “escandaloso” que la ministra no recurriera a los tribunales la decisión arbitral, punto en el que recibió el respaldo de la presidenta del tribunal, Martine Ract Madoux, que recordó durante la vista que el prejuicio moral para los padres que pierden un hijo es de 30.000 euros.
En ese punto la propia Lagarde reconoció que no valoró las consecuencias de su decisión, en lo que durante la vista se ha revelado como el principal punto débil de su defensa.
Para la Fiscalía, ni siquiera ese punto fundamenta una condena a la directora del FMI, porque en todo caso se trató de una decisión política que no puede juzgarse desde el prisma penal.
Sus abogados se encargaron de recordar que, entonces, a nadie le pareció escandalosa la indemnización impuesta y que no ha podido demostrarse que Lagarde actuara de forma deliberadamente negligente.
Como la propia exministra, recalcaron que ese caso lo pilotó su jefe de gabinete, el actual presidente de France Télécom, Stéphane Richard, muy próximo al entonces presidente, Nicolas Sarkozy.