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El Foco
Tribuna
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Nacionalizando autopistas

Como el dinero manaba de la burbuja, dije-ron a los ciudadanos que tendrían la mejor red de autopistas con coste cero

R.S.
José Carlos Díez

Tras la nacionalización de buena parte del sistema bancario, Mariano Rajoy va a nacionalizar las autopistas radiales de Madrid. Como es habitual, intentarán culpar a José Luis Rodríguez Zapatero, igual que han hecho con la burbuja, pero el problema comenzó en el año 2000 con José María Aznar como presidente de España. El PP intentará también culpar al modelo concesional del problema, como hará Podemos. Pero hay cientos de miles de concesiones en el mundo funcionando y dando servicios públicos a los ciudadanos, gestionadas eficientemente, con buena regulación y que no han quebrado.

El error principal de la quiebra de las radiales fue por dogmatismo ideológico retroalimentado por el modelo Gürtel. En 1998 se inició la burbuja inmobiliaria, pero en el PP se creyeron que la bajada de impuestos y su hada de la confianza había metido a España en un círculo virtuoso. Y como buenos neocon, en el PP creen que el sector privado siempre y en todas las condiciones es más eficiente que el sector público gestionado por unas funcionarios burócratas e ineficientes.

Decidieron hacer un nuevo cinturón en Madrid M-50, muy necesario para una ciudad que aumentó un 15% su población, y cuatro radiales de dudosa viabilidad. Como eran magos y el dinero manaba de la burbuja, dijeron a los ciudadanos de Madrid que tendrían la mejor red de autopistas seguramente del mundo con coste cero para los contribuyentes. Y la estrategia política funcionó, ya que el PP ha gobernado Madrid con mayoría absoluta hasta 2015. El modelo, además de a las radiales, lo llevaron a los hospitales, a los trenes ligeros, etcétera.

"En el PP creen que el sector privado siempre y en todas condiciones es más eficiente que el público"

Las burbujas son fenómenos de euforia financiera donde los agentes piensan que la dinámica por naturaleza inestable es eterna. La operación de las radiales destilaba burbuja por todos los costados: Gobierno, constructoras y bancos. Las expropiaciones multiplicaron su coste por la burbuja, pero nadie, ni del Gobierno, ni de las constructoras, ni de los bancos, advirtió que aquello condicionaba la viabilidad del proyecto, y que lo acabaríamos pagando los contribuyentes.

Las previsiones de tráfico eran tan absurdas que los que las hicieron pensaban que los ciudadanos usaríamos las radiales pagando peaje incluso con atascos y que dejaríamos de usar las excelentes autopistas sin peajes que ya existían en la ciudad de Madrid. Cualquier alumno de primero de Economía con conocimientos básicos sobre bienes públicos y preferentes habría comprendido que al tener una autovía de excelente calidad y sin peaje solo se usaría la de peaje cuando la otra estuviera saturada. Pero ni el Gobierno ni las constructoras ni los bancos advirtieron que las previsiones eran absurdas y que acabaríamos pagando los contribuyentes.

Las constructoras hicieron la construcción, ganaron dinero y los ejecutivos cobraron sus bonus, que es su principal motivación. Los bancos, que son supuestamente los vigilantes de la solvencia, pidieron un aval del Estado y los ejecutivos también cobraron sus bonos, que es su principal motivación. Y Aznar y su Gobierno tomaron decisiones como si el aval lo fuéramos a pagar todos los españoles. Aznar forzó inaugurar la T4 de Barajas y todas las radiales antes de las elecciones de 2004 y Esperanza Aguirre estaba en todas las fotos. Cuando el juez dicte sentencia en el caso Gürtel, seguramente todos los españoles descubramos que en las radiales, lo que parece, es. Los incentivos bien diseñados los carga el diablo.

La burbuja pinchó, los ingresos de los peajes eran ridículos y las empresas no tenían dinero para pagar sus deudas. Las constructoras le dieron las llaves de las concesiones a los bancos y estos llamaron al Gobierno. En el Ministerio de Fomento estaba Ana Pastor, otra superviviente política como Rajoy, que volvió a decir que el rescate no costaría ni un euro a los españoles, el mismo mantra de Rajoy y Luis de Guindos con Bankia en febrero de 2012, y volvió a hacer una chapuza. La ministra decidió dar una patada adelante para que el problema lo gestionara otro y los bancos españoles tragaron.

"Con estos 5.500 millones, podríamos desarrollar las infraestructuras del arco mediterráneo"

Pero la banca extranjera vendió sus créditos a fondos buitres con quitas del 70%. Al ser empresas privadas, los acreedores llevaron el caso a la justicia ordinaria y el juez dio un plazo para cerrar las radiales al tráfico si el avalista, o sea, todos los españoles, no devolvía el dinero. El nuevo ministro de Fomento llegó a la villa y corte y se encontró el marrón. Tras el aeropuerto sin aviones en Castellón, podíamos pasar a las autopistas vacías en Madrid, y optó por cumplir los requerimientos judiciales, algo no siempre habitual en un partido que destroza a martillazos discos duros requeridos por el juez.

Si fuera en Macondo, pensaríamos que este artículo era realismo mágico. Pero las obras de Gabriel García Márquez eran tan mágicas que no eran creíbles. Esto ha sido en Madrid y por desgracia el que 46 millones de españoles vayamos a pagar la broma es una historia real.

La presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, portavoz del PP en la Asamblea de Madrid cuando se inauguraron las radiales, se permitió el lujo de insultar a los andaluces diciendo que los madrileños pagamos su sanidad, cosa que no es cierta. Madrid se beneficia de tener 160.000 funcionarios de la Administración central del Estado que pagan sus impuestos en la capital pagados por todos los españoles, incluidos los andaluces. Eso es más que todos los trabajadores en régimen general de las provincias de Almería, Córdoba, Huelva y Jaén y con sueldos medios superiores.

Lo que sí es cierto es que todos los españoles, también los andaluces, pagarán los errores de las radiales de Madrid en los que el PP es el principal responsable por permitirlo y no parar aquel disparate. Y con los 5.500 millones que nos va a costar podríamos desarrollar las infraestructuras del arco mediterráneo para corregir la infrainversión que han sufrido los catalanes, los valencianos, los murcianos y Andalucía en detrimento de Madrid y el modelo centralista y radial.

Lo que sí es realismo mágico es que haya españoles que sigan creyendo que el PP gestiona bien la economía.

José Carlos Díez es profesor de Economía de la Universidad de Alcalá.

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