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Entrevista al comisario europeo de Cooperación y Desarrollo

Neven Mimica: “El nuevo plan Juncker, ideal para empresas españolas en el Magreb”

El Plan Europeo de Inversiones Exteriores aspira a movilizar 44.000 millones de euros La cumbre europea de hoy pedirá su rápida aprobación como medida para estabilizar África

La última cumbre europea del año se celebra hoy en Bruselas con el bombardeo de Alepo, en Siria, como dramático recordatorio de que la seguridad y estabilidad de la UE está ligada a la de los países vecinos, desde Marruecos hasta Ucrania. Como prueba de la inquietud reinante en Bruselas, el Consejo Europeo de hoy, según el borrador de sus conclusiones, abogará por aumentar el gasto en defensa y pedirá que se apruebe cuanto antes el llamado plan Juncker para el exterior, un programa que pretende movilizar hasta 44.000 millones de euros en inversión privada para frenar en origen la emigración y erradicar la pobreza.

Neven Mimica (Split, 1953) se convirtió en 2013 en el primer comisario europeo de Croacia con el ingreso de su país en la UE. Ahora se encuentra al frente de un plan que se aleja de la ayuda humanitaria tradicional para apostar por préstamos con aval comunitario. Una financiación idónea, según el comisario, para las empresas españolas interesadas en invertir en el Magreb.

Pregunta. Los países del norte de África, como Marruecos, Argelia o Egipto, ¿pueden aspirar a este plan o están demasiado desarrollados?

Marruecos figurará entre los principales receptores del plan Juncker para el exterior.

Respuesta. Sí, son candidatos, porque el Plan Europeo de Inversiones Exteriores está pensado para apoyar la inversión en África, especialmente en los países subsaharianos, pero también en los países vecinos de Europa y eso significa, sobre todo, en los países mediterráneos del norte de África y en Oriente Medio. Por supuesto, algunos de esos países están más desarrollados que la zona subsahariana. Pero aún así, son países en vías de desarrollo en los que la inversión privada puede contribuir a cambiar el patrón de desarrollo y crecimiento. Porque hoy, la cuestión clave no es si tenemos suficiente crecimiento para alimentar el desarrollo sino si el crecimiento es suficientemente sostenible e inclusivo.

Los préstamos se destinarán a proyectos que sin estos préstamos no se podrían llevar a cabo.

P. ¿Se dará prioridad a algún sector en particular?

R. Los sectores habitualmente más importantes de nuestra política de desarrollo en África atañen a la agricultura, la seguridad alimentaria, energía, salud y educación, gestión de aguas... Estas zona las áreas a las que se deben dirigir la mayoría de los proyectos.

P. ¿Qué tipo de empresas pueden presentar proyectos para el Plan?

R. Nuestra prioridad son las pequeñas y medianas empresas, tanto en los países europeos de donde proceda la inversión como en los países de destino. De ese modo, logramos un doble objetivo. Por un lado, abrimos mercados para las pymes europeas. Y por otro, damos a los países de destino la oportunidad de utilizar el potencial de la inversión privada para fortalecer su tejido empresarial y aumentar el valor añadido de su producción, para que ese valor no dependa sólo de sus recursos naturales o de sus materias primas.

Nuestra prioridad es financiar a pymes, tanto en Europa como en África.

P. Las empresas españolas han aumentado su presencia en el Magreb, en particular, en Marruecos. ¿Las animaría a pedir financiación o avales con cargo al nuevo Plan?

R. Sí. Marruecos y otros países del Magreb figuran potencialmente entre los mayores receptores del Plan. Y en ese contexto, creo que los inversores españoles que ya tienen experiencia en África y saben cómo invertir en esos países, podrán utilizar los nuevos instrumentos financieros del Plan de la mejor manera posible.

P. El Plan Juncker para Europa funciona sin cuota por países. ¿Será igual en el de África?

R. No queremos repetir exactamente el plan Juncker, sólo tomar los rasgos e instrumentos que mejor se adaptan a la inversión en el exterior. El plan europeo funciona en base al first come, first served [se atiende al primero que llega]. Pero en el caso del plan exterior, la prioridad es activar la inversión en aquellas áreas que puedan contribuir mejor a los objetivos de desarrollo sostenible. Por eso, los órganos de dirección del Plan velarán para que los préstamos y los avales se destinen a proyectos que, sin este apoyo, no se llevarían a cabo.

P. ¿Se impondrán condiciones a los países receptores, como frenar la emigración?

R. Como comisario de Desarrollo no puedo aceptar que se reduzca la ayuda simplemente porque otros objetivos políticos no se han cumplido.

El 0,7% de ayuda humanitaria es un objetivo obsoleto"

Neven Mimica, como casi todos los altos cargos comunitarios procedentes de Europa Central y del Este, no tiene miedo a romper tabúes o hacer declaraciones políticamente incorrectas. Tal vez por eso, y a pesar de ser comisario europeo de Cooperación y Desarrollo desde noviembre de 2014, no duda ni se anda con rodeos ante la pregunta de si el objetivo del 0,7% de ayuda humanitaria, incumplido por la inmensa mayoría de los países europeos, puede darse por superado. “Sí, ciertamente”, señala sin ambages. Y el motivo, añade el comisario, es que “incluso si todos los países donantes del mundo, no sólo los de la UE, alcanzaran el objetivo del 0,7%, ese dinero apenas cubriría el 10% o 15% de las necesidades recogidas en la agenda de desarrollo sostenible de naciones Unidas”. La magnitud de las cifras en juego, recuerda Mimica, son “tres o cuatro billones de euros al año y la ayuda humanitaria llegaría a movilizar, como mucho, 300.000 o 400.000 millones”.

Mimica, antiguo diplomático de Yugoslavia incorporado a la administración croata tras la independencia de su país, defiende un concepto más amplio de ayuda que “involucre al sector privado, a las empresas y que suponga una mejora en la gobernanza económica de los países receptores”. En ese esquema encaja el Plan Europeo de Inversiones Exteriores, que aspira a movilizar 44.000 millones de euros en recursos privados a partir de un fondo europeo de 3.350 millones. La crisis financiera de 2008 también hundió la inversión en los países menos desarrollados, salvo en los que tienen recursos naturales que copan el 72% de la inversión.

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