El desigual mapa de la competitividad regional
El stock tecnológico de Madrid duplica el de cinco autonomías
Los últimos datos del PIB regional muestran cómo el turismo ha sido el principal motor de crecimiento autonómico en la salida de la crisis desde 2013. Cuatro de los principales destinos del turismo extranjero (Comunidad Valenciana, Madrid, Cataluña y Baleares) crecieron por encima de la media nacional (3,2%), Andalucía lo hizo al mismo ritmo y Canarias fue la excepción, con un alza del 2,8%.
Organismos nacionales e internacionales pronostican una desaceleración en 2017 y un cambio de tendencia en materia turística por la recuperación de otros destinos. En ese contexto, ¿con qué mecanismos cuentan las autonomías para capear otra desaceleración e incluso una recesión? La Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) presentaron ayer una monografía sobre la competitividad de las autonomías, en la que advierten de las fuertes diferencias existentes.
Por un lado, hay tres regiones (Madrid, País Vasco y Navarra) y detrás figuran el resto de autonomías, con fuertes diferencias, especialmente en la dotación de capital tecnológico. Solo Madrid duplica a cinco autonomías (Castilla-La Mancha, Extremadura, La Rioja, Castilla y León y Murcia). “En materia de competitividad, todas las comunidades autónomas avanzan, pero no al mismo ritmo. Existe una correlación directa en el gasto entre economía del conocimiento, el PIB per cápita y la productividad”, apuntó en la presentación Ernest Reig, director del estudio.
El informe analiza la economía del conocimiento en torno a tres componentes principales: la citada dotación tecnológica, el capital humano de alta cualificación y el desarrollo de actividades de I+D+i. Respecto al capital humano, el estudio hace hincapié en las diferencias en formación y cualificación de los ocupados. Las tres regiones más competitivas figuran como las que más población activa (aquella en edad de trabajar y en condiciones para hacerlo) con estudios superiores tiene, con porcentajes superiores al 35%, y en el otro lado están Canarias, Castilla-La Mancha y Extremadura, con tasas inferiores al 20%.
Si el análisis se realiza entre ocupados, los porcentajes llegan al 50% en las tres autonomías que lideran la clasificación. El porcentaje de Baleares o Canarias, dos de los grandes polos turísticos de España, baja 20 puntos. “El capital humano es un seguro contra el paro. Existe una correlación directa entre la tasas de paro y el nivel formativo”, señaló Reig.
Esa correlación se advierte a la hora de comparar las tasas de paro entre la población con estudios básicos y con estudios superiores. Andalucía, Murcia y Extremadura son aquellas autonomías donde la brecha es más evidente, con diferencias en la tasa de paro entre uno y otro colectivo del 20%. Baleares es la única autonomía en la que el número de parados que se han formado ha crecido. En el resto de regiones ha bajado. El estudio también incide en el gasto en I+D+i y su evolución durante la crisis.
“Esa partida se vio reducida durante la crisis. El esfuerzo ha caído mucho y eso ha debilitado la fortaleza de un gran número de autonomías”, remarcó Reig. En su opinión, lo deseable sería que el sector público definiera bien sus políticas y las dejara al margen de “fluctuaciones indeseables”.
“Es necesaria una reforma de la financiación”
El autor del informe reveló ayer durante su explicación que las diferencias regionales en competitividad también se explican porque no todas las comunidades partían de la misma situación. En este punto, se refirió a un sistema de financiación autonómica que requiere cambios para corregir algunas de las anomalías existentes. Reig no esquivó esta polémica, al apuntar que aquellas regiones que tienen un PIB per cápita por encima de la media deberían contribuir con fondos y aquellas que se sitúen por debajo deberían recibir. “Existen anomalías, como el caso de la Comunidad Valenciana, que pese a tener menor PIB per cápita que la media, tiene que contribuir, o el de País Vasco, Aragón o La Rioja, que se sitúan por encima de la media y pese a ello reciben fondos del sistema”.
En el diferente punto de partida también influye si la autonomía cuenta con aglomeraciones urbanas o se encuentra situada en una zona con escasa densidad de población. “Las provincias donde las aglomeraciones de alta densidad tienen más peso representan el 44% de la población, producen la mitad del PIB español, ofrecen el 55% de las ocupaciones altamente cualificadas, generan el 60% de las patentes y suman el 71% de la población empleada en sectores TIC”, precisa el informe.
Un tercer factor que agranda las diferencias regionales es el mayor o menor peso de las grandes empresas dentro del tejido productivo. Madrid, la región que sale retratada como la más competitiva, es la que figura con un porcentaje mayor de empresas de más de 250 trabajadores (con un 22,8% del total), seguida por País Vasco y Castilla y León, con un 14,6% y un 14,5%, respectivamente. En el otro lado, aparecen siete regiones (Murcia, La Rioja, Andalucía, Valencia, Extremadura, Canarias y Baleares), por debajo del 10%.