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Achleitner debería centrarse en Deutsche

El presidente del banco debería dejar sus puestos en los consejos de Daimler y Bayer, que le distraen

Paul Achleitner, presidente de Deutsche Bank.
Paul Achleitner, presidente de Deutsche Bank.REUTERS

Paul Achleitner merece permanecer en su cargo principal, presidente del Deutsche Bank, pero infundiría confianza a los inversores renunciando a sus puestos en Daimler y Bayer. El banco alemán dijo el lunes que su consejo de administración había acordado por unanimidad que Achleitner sería presentado para la reelección en mayo. Es fácil ver por qué están disconformes algunos accionistas: desde que el exsocio de Goldman Sachs asumió el cargo, a mediados de 2012, las acciones del banco han perdido casi la mitad de su valor y sus facturas legales se han multiplicado.

Hay buenas razones para mantener a Achleitner. Es necesario un liderazgo estable, ya que el banco planea una gigantesca reestructuración que incluirá reducir al menos 10.000 puestos de trabajo. Los mercados probablemente reaccionarían mal a un cambio de presidente, especialmente después de que en septiembre se hundieran sus acciones tras la filtración de que EEUU pretende multar al banco con 13.000 millones de euros por su papel en las hipotecas basura.

Desde que asumió el cargo, en 2012, las acciones del banco han perdido casi la mitad de su valor y sus facturas legales se han multiplicado

La medicina de Achleitner para Deutsche también parece correcta. El cambio de CEO de hace un año ayudó a afrontar las acusaciones de obstrucción a la justicia. El propio Achleitner quedó absuelto al respecto. Sin embargo, la gestión no ha sido impecable: el cese del consejero Georg Thoma, que había defendido un examen más profundo del comportamiento del consejo de administración, pareció una medida extrañamente defensiva.

Ser el presidente de un gran banco de inversión, especialmente uno con tantos problemas, es un trabajo a tiempo completo. Los puestos de Achleitner en los consejos de administración de Daimler –la automoción está en el punto de mira por el escándalo de Volkswagen– y la química Bayer –ocupada con la compra de Monsanto- suponen por tanto una distracción inoportuna. Con solo 60 años de edad, Achleitner puede creer que tiene energía para hacer los tres trabajos simultáneamente. Pero el presidente de Deutsche Bank debería tener las dos manos sobre el volante.

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