BP y Shell, dos caras de la misma moneda
La petrolera anglo-holandesa es una apuesta más arriesgada, pero quizás más gratificante, por el precio del petróleo
La británica BP y la anglo-holandesa Shell son las dos caras de la misma moneda. Ambas han superado sus expectativas de resultados para el tercer trimestre. Sus acciones se han comportado de forma similar como inversión, y ambas están luchando por equilibrar sus balances con unos precios del petróleo por debajo de los 50 dólares (45 euros). Pero Shell es la apuesta más valiente.
El derrame de petróleo en el Golfo de México en 2010 dio una ventaja obligada a BP en cuanto a eficiencia, pues vendió una gran cantidad de activos cuando los precios del crudo eran mucho más altos. Está en vías de reducir los costes hasta 6.300 millones de euros menos que en 2014 y eliminar otros 900 millones del presupuesto de gastos de capital de este año. Las pérdidas en exploración y producción en el tercer trimestre han resultado decepcionantes, y afectaron ayer a su cotización, aunque el refino y la comercialización se comportaron mejor. BP tiene menos presión que Shell, porque sus nuevos proyectos están llegando a buen puerto.
En los próximos tres años, Santander estima que el flujo de caja libre de BP cubrirá 1,4 veces los dividendos, mientras que es probable que el dividendo de Shell durante ese tiempo supere ligeramente a su free cash flow. Eso explica por qué la rentabilidad por dividendo de BP es del 6,6%, frente al 7,2% de Shell, según las cotizaciones actuales.
La rentabilidad por dividendo de BP es del 6,6%, frente al 7,2% de Shell
Shell aplicó la reducción de costes más tarde, pero de forma igual de ferviente, gracias en parte a su reciente acuerdo con BG. Las metas de sinergias y reducción de costes van adelantadas respecto a lo previsto, y el gasto de capital estará el próximo año en la parte inferior de su rango. El mayor riesgo es la venta de activos, por los bajos precios. Shell tiene 27.000 millones de euros en activos por vender a raíz de su adquisición de BG. Eso hace que sea una apuesta por el precio del petróleo más arriesgada, pero posiblemente más gratificante.
Si Shell lo hace bien, la comparación ya no será con BP, sino con la mucho más grande Exxon. Las ganancias de Shell en junio-septiembre fueron superiores a las del gigante, pero su rendimiento de capital en 2017 se prevé más bajo. Su entrada en esa liga queda lejos, pero un aumento del precio del petróleo la pondría en la dirección correcta.