Todo el empleo será siempre poco
En los cuatro últimos trimestres, justo aquellos en los que no ha habido Gobierno con plenos poderes, el empleo ha avanzado en 478.800 personas, nada menos que 1.311 cada día. Los temores de que se frenase el crecimiento y su réplica en la ocupación no han aparecido, aunque nunca podremos saber qué comportamiento habrían tenido ambas variables de no haber existido bloqueo a la formación de un Gobierno. Crecimiento y empleo se han movido impulsados por la recuperación de la demanda interna y el avance de la exportación; pero lo han hecho entre otras cosas porque en los años anteriores se habían puesto en marcha los motores de la recuperación: estabilización del sistema financiero, control de las cuentas públicas, abaratamiento de los costes laborales con la reforma de 2012 y reducción de los impuestos. Cuatro pilares que han devuelto la confianza en la economía dentro y fuera del país. Pero aunque cuantitativamente es muy apreciable el empleo generado, sigue habiendo un déficit notable, pues las necesidades que impone el Estado del bienestar exigen más, y a ser posible de mayor calidad. Para ello, conservando las decisiones que han impulsado el empleo, debe consolidarse con reformas adicionales, y si cuentan con la bendición de grandes pactos nacionales, su éxito estará garantizado.