Abengoa pierde 3.689 millones hasta junio
Abengoa perdió en los primeros seis meses del año 3.689 millones de euros, frente a los 72 millones que ganó un año antes. Esto se produce tras computar un impacto de 3.253 millones, entre los que sitúa un deterioro de activos por importe de 3.079 millones; entre las áreas a las que ha rebajado la valoración de manera trascendental está la de bioenergía, con un quebranto de 1.376 millones.
El grupo de ingeniería registró una cifra de negocio de 1.215 millones, un 63% menos que los 3.307 registrados doce meses antes. Por divisiones, ingeniería y construcción redujo sus ventas hasta los 610 millones, frente a los 2.160 registrados un año antes. La división de producción industrial, por su parte, facturó 531 millones (971 millones en el primer semestre de 2015), mientras que las infraestructuras de tipo concesional ingresaron 73 millones, por los 175 registrados 12 meses antes.
Al cierre de junio, la compañía registró un beneficio bruto de explotación (ebitda) negativo de 50,5 millones, frente a los 588,7 millones positivos que logró en el mismo periodo de 2015. Las cuentas destacan que la compañía tiene un patrimonio neto negativo de 2.910 millones, frente a los 452,9 millones que tenía a cierre de 2015.
La compañía andaluza ha abierto esta semana el periodo de adhesiones al plan de reestructuración financiera que ha alcanzado con un grupo de 10 hedge funds y sus principales bancos acreedores por el que recibirá una inyección de 1.200 millones de euros para evitar su entrada en concurso de acreedores.
Dentro de ese proceso de reestructuración, durante la primera mitad de año Abengoa ha realizado desinversiones, como la venta de su participación en una planta termosolar de Abu Dhabi, un parque eólico en Uruguay, cuatro plantas fotovoltaicas en España a Vela Energy y su participación en el proyecto Ashalim en Israel. También se ha desprendido de su filial Abentel, que vendió a Ericcson. La compañía mantiene dentro del epígrafe de activos y pasivos para la venta activos por valor de 3.200 millones de euros.
La compañía explica que sigue estando afectada por una fuerte limitación de recursos financieros que ha influido significativamente en la evolución del negocio operativo mediante una ralentización del negocio de forma generalizada en todas sus actividades desde hace prácticamente un año.
La empresa explica en sus cuentas a junio de 2016 que su plantilla media ha pasado de 26.800 personas un año antes a 17.700 personas, de los que un 28% están radicados en España.
Deloitte, el auditor de Abengoa, señala en un párrafo de énfasis que durante el ejercicio 2016 "la imposibilidad de acceder a la financiación suficiente ha paralizado la mayoría de las operaciones del grupo [...]". La firma que se encarga de verificar las cuentas del grupo añade que "existe una incertidumbre significativa sobre la capacidad del grupo para continuar con sus operaciones". Así, condiciona esta a la capitalización de deuda contemplada en el acuerdo de reestructuración, al que los acreedores financieros pueden adherirse hasta el próximo 26 de octubre.
El acuerdo de reestructuración incluye la inyección de cerca de 1.200 millones de euros, de los que aproximadamente 510 millones serán liquidez nueva y otros 690 millones para refinanciar el importe logrado desde septiembre del año pasado. El plazo para entregar al juez el documento con el visto bueno de dueños por el 75% de la deuda financiera finaliza el 28 de octubre. Fuentes conocedoras del proceso consideran que la obtención de la luz verde al plan es un mero trámite.
Abengoa, así, capitalizará unos 6.000 millones de euros de deuda, y dará la vuelta a los fondos propios negativos que impedirían la continuidad de las operaciones del grupo. Está previsto también que celebre una junta extraordinaria de accionistas a mediados de noviembre; en ella, se tratará de unificar los dos tipos de acciones que cotizan en Bolsa, las A, con 100 derechos políticos y en manos mayoritariamente de Inversión Corporativa, y las B, con un único voto.
Las acciones A subieron el viernes un 1,4%, si bien las B se dejaron un 2,3%. En todo caso, las primeras se desploman alrededor de un 80% desde desde los niveles a los que cotizaba antes de que estallara el grueso de los problemas, en julio del año pasado; las B, que estuvieron en el Ibex hasta el mes de noviembre del año pasado, se hunden más de un 90%.