La justicia y la reputación
La tragedia del Madrid Arena, el recinto donde murieron cinco jóvenes en una avalancha durante una fiesta de Halloween en 2012, es uno de los episodios más dolorosos en la historia reciente de la capital, y uno de los que causaron mayor alarma social. Las causas del desastre fueronel hacinamiento, por un desbordamiento irresponsable del aforo, y el incumplimiento de reglas básicas de seguridad en espectáculos. El principal responsable fue ayer señalado por la justicia:la Audiencia Provincial de Madrid condenó a cuatro años de cárcel al empresario Miguel Ángel Flores por cinco delitos de homicidio por imprudencia grave y otros 29 de lesiones. El fallo no es firme, pues será recurrido ante el Supremo.
Una desdichada coincidencia hizo que, casi al mismo tiempo que se conocía la sentencia del caso Madrid Arena, se presentara en sociedad, por el grupo valenciano Alonso, el centro de eventos MEEU en la estación madrileña de Chamartín, en cuyo cuadro directivo aparece, precisamente, Miguel Ángel Flores como responsable del desarrollo de negocios. Es difícil creer que pueda mantenerse en ese cargo tras la condena, pero la sola idea de contar con él cuando ya estaba imputado por el triste suceso revela falta de sensibilidad con la ciudad y un descuido de la propia reputación.